En Piura. En el jirón Arequipa 501 a penas se sostiene una pared blanca de unos 15 metros de largo. Pared construida a inicios de la época republicana que hoy luce en ruinas: puertas rotas, cimientos resquebrajados, ventanales cubiertos por calaminas oxidadas, grafitis horribles y grietas malolientes.
Aquello que alguna vez fue el elegante hogar de una familia de señorones piuranos, hoy es una “bomba de tiempo” que puede explotar en la cabeza de cualquiera de los cientos de ciudadanos que diariamente transita por la zona monumental de la ciudad de Piura. Más aun, ante un eventual desastre natural.
CASONAS. Son 120 las casonas que la Dirección Desconcentrada de Cultura de Piura tiene identificadas. De estas, pueden señalar al menos 7 que se encuentran totalmente deterioradas y en peligro de derrumbe.
Una de ellas se ubica entre la calle Lima y el jiron Callao, protegida únicamente por un dibujo borroso del Señor Cautivo de Ayabaca.
En la misma calle Lima, a la altura del Teatro Municipal, quedan también algunas paredes republicanas a punto de colapsar, cuyo hedor evidencia ser el urinario de decenas de personas.
Otra construcción histórica está en el jirón Arequipa 537. En una fachada melón con puertas color verde esperanza, cuatro avisos despintados advierten “PELIGRO. DERRUMBE”.
Asimismo, a la altura de la calle Apurímac con Tacna, a penas queda la mitad de las paredes del perímetro de otra de las arquitecturas resaltadas por la historia.
La directora de la oficina de Cultura en Piura, Carolina Vílchez Carrasco, responsabiliza de este descuido a los dueños de las casonas.
“Los propietarios de los bienes que son considerados como Patrimonio Cultural de la Nación tienen la obligación de preservarlos en óptimas condiciones (...) El Estado no puede hacer intervenciones en propiedad privada”, aseguró la autoridad.
Vílchez Carrasco también señala que el organismo que dirige no tiene un rol de financiamiento, sino que se encarga de supervisar las cuestiones técnicas de preservación de los monumentos históricos.
La titular del ente de Cultura informó que son “muy pocos” los dueños de las casonas de la zona monumental de la ciudad que han hecho trámites para reparar sus construcciones preservando el diseño arquitectónico histórico, a pesar de que son continuamente notificados para advertirle de la situación de sus inmuebles.
“Muchos propietarios no tienen los recursos para mantener el bien o prefieren, de pronto, tener un terreno libre que les va a ser mucho más rentable (...) Muchos de ellos [propietarios] quieren hacer nuevas construcciones y el tener ese bien cultural es, para ellos, una carga pesada”.
riesgos. El decano del Colegio de Ingenieros Hugo Garcés Solano señaló que por la fragilidad estructural de las casonas causadas al paso del tiempo, estas podrían colapsar en cualquier momento, aun cuando los materiales con los cuales han sido construidas (caña y quincha) absorven mejor los movimientos sísmicos, pero no las lluvias.
“El riesgo es un evidente derrumbe, si bien aun hay casonas que se mantienen de pie por la forma que han sido construidas y los materiales que han usados, ya el tiempo ha hecho su trabajo y eso, sumado a que no tienen mantemiento, las convierte en pequeñas bombas de tiempo que están ahí esperando que sucede alguna desgracia”, comentó el ingeniero Garcés.
Asimismo, el experto indicó que otro de los riegos latentes es que las edificaciones antiguas fisuren o deterioren las construcciones vecinas. Lo cual, en un eventual terremoto, también haría colapsar dichas edificaciones.
“La falta de mantemiento es la que deteriora las casas. Yo te aseguro que si esas construcciones se hubisen mantenido, muchas todavía estarían en funcionamiento”, apuntó el titular del colegio profesional.
prevención. El director del Instituto Nacional de Defensa Civil (Indeci) de Piura, Hipólito Cruchaga Mercedes, aseguró que la inspección de seguridad de estas construcciones le corresponde a la Oficina de Defensa Civil de la Municipalidad de Piura.
Para el titular del Indeci son ellos los que deben evaluar qué casonas aun pueden ser rescatadas. Luego, la tarea del Ministerio de Cultura, según Cruchaga, debería ir de la mano de los propietarios para gestionar el financiamiento de la refacción de los monumentos.
Asimismo, sugiere que se debe señalizar los alrededores de las construcciones en peligro de colapso y cercar las veredas para que las personas no transiten.
“Ningún ciudadano puede morir o ver afectada su salud porque no se tomaron las medidas a tiempo”, precisó Cruchaga Mercedes.
Asimismo, invocó a los piuranos a evitar caminar por las paredes resquebrajadas como la del jirón Arequipa 501, donde, sobre uno de los ventales, se asoman algunas ramas de un verde vivo. Un diminuto símbolo de esperanza de recuperar nuestra historia.