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Los muros del cementerio “San Teodoro” guardan una parte importante de la historia piurana. Incluso, este recinto ha sido declarado como Patrimonio Cultural de la Nación desde hace 14 años. Sin embargo, el tiempo y la falta de mantenimiento podría traer a bajo la infraestructura del histórico camposanto.
Deterioro. Gran parte del cerco perimétrico del lado de la avenida Luis Eguiguren luce deteriorada, roída.
Asimismo, los nichos más antiguos de los diferentes pabellones del panteón tienen los ladrillos picados y expuestos a la intemperie.
La situación es la misma con el piso del cementerio: hay huecos que han sido cubiertos con pedazos de ladrillo y otros desniveles originados por el paso del tiempo.
Por otro lado, hay sobretechos de calamina que se encuentran oxidados y rajados.
Al respecto, el decano del Colegio de Ingenieros, Hugó Garcés Solano, advirtió que dicha situación pone en riesgo a los visitantes del camposanto.
“En cuestiones de estructura hay nichos bastante antiguos que están a la intemperie, paredes expuestas a punto de colapsar. En caso de un sismo eso está totalmente tugurizado, no hay vías de evacuación”, sostuvo Garcés.
Además, indicó que la Beneficencia Pública debería realizar las refacciones respectivas en la veredas y notificar a los familiares de los deudos donde los nichos o mausoleos están deteriorados para que procedan a arreglarlos.
“Por lo menos se debe señalizar las entradas y salidas del cementerio. También deben colocar señales de “peligro” en los puntos más vulnerables”, sugirió el decano.
historia. Las lápidas que alberga el cementerio “San Teodoro” guardan la historia, por ejemplo, de inmigrantes y hasta aviadores chinos, de ciudadanos judíos, comunidades salesianas, gremios de bomberos.
Incluso, es el lugar de descanso de ilustres personajes locales como Felipe Cossío del Pomar, Luis Antonio Eguiguren y Miguel Seminario y Jaime.
Sin embargo, uno de los personajes más emblemáticos del recinto es Teodoro de todos los Santos.
El experto en Historia y Gestión Cultural, Alberto Requena, señala en una investigación académica que la edificación y dirección del cementerio fue asumida por don Francisco Javier Fernández de Paredes y Noriega, último Marqués de Salinas y padre de Teodoro.
El Marqués financió el proyecto con la pretención de honrar la memoria y ganar el cielo para su hijo, en 1838.
“El origen del primer panteón piurano se ha ligado tradicionalmente a la muerte del primogénito del Marqués de Salinas, quien, a causa de problemas pulmonares, falleció en la provincia de Frías. Teodoro contaba con apenas veintiún años de edad y dejaba toda una carrera militar inconclusa”, explica Requena.
Los restos de Teodoro hasta ahora se conservan en una cripta ubicada en un privilegiado lugar, detrás de la capilla principal del histórico cementerio.
iglesias. Cabe mencionar, que hasta antes de la existencia del panteón, los piuranos enterraban a sus familiares en lugares como la Iglesia Matriz, la Iglesia de San Sebastián, la Iglesia del Carmen, los conventos de la Merced y San Francisco, y en ocasiones, el Hospital de Belén, según señala el catedrático de la Universidad de Piura.
Estos espacios funerarios conocidos como “cementerios” se ubicaban debajo o al costado de los templos.
Los primeros se organizaron en criptas, las cuales se hallaban debajo de las capillas. Los segundos estuvieron conformados, principalmente, por fosas.
arquitectura. Alberto Requena también resalta que el camposanto en cuestión forma parte importante del proceso arquitectónico de la ciudad.
“El cementerio San Teodoro forma parte del entramado urbano de la zona de crecimiento de Piura (...). De una u otra forma, el cementerio es un elemento que condiciona el crecimiento de esa parte de Piura”, indicó el experto.
Según la investigación “El Cementerio San Teodoro y los cambios en las prácticas funerarias en Piura (1838-1940)”, del autor antes mencionado, en sus primeros tiempos, el entonces Cementerio General aparece ubicado en los confines de la ciudad.
Luego de 100 años, se aprecia en medio de zonas de expansión urbana.
Y con el pasar de los años, este camposanto fue incorporado al espacio citadino, ya no como un recinto enajenado sino como un elemento propio del paisaje urbano de Piura.
ESCULTURA Y TRADICIÓN. A pesar del descuido de la infraestructura, la belleza de las esculturas que adornan los sepulcros no pasa desapercibida.
Varias de estas piezas fueron importadas de países como Italia, antes de que llegar algunos negocios locales que comerciaban dichos productos.
Para Requena, las esculturas “forman parte de la ciudad cristiana, que representa parte de la tradición funeraria en el norte del Perú”.
Por otro lado, las celebraciones funerarias como las velaciones o la costumbre de dejar arreglos florales en cada visita a los familiares fallecidos, también son tradiciones que se originan en la aparición de este tipo de panteones.
Sin embargo, el especialista advierte que también existe toda una tradición oral en torno al cementerio que poco a poco va desapareciendo.
Dicha situación va de la mano con el riesgo de que este abandonado patrimonio de la nación colapse ante cualquier evento natural que asole la región.
Piura: Un histórico cementerio entre el olvido y el deterioro
El camposanto “San Teodoro” lleva 16 años declarado como Patrimonio Cultural de la Nación. Sin embargo, al igual que las casonas, este se encuentra en una situación de abandono, que incluso pone en riesgo a los transeúntes