(N+1 Hans Huerto ) El Servicio Nacional Forestal y de Fauna Silvestre (Serfor) del Perú investiga la muerte de unas 10.000 ranas gigantes, por supuesta la contaminación del cauce del río Coata, uno de los que desemboca en el Lago Titicaca, de Puno.
Precisamente el Titicaca, el lago más grande de Sudamérica, es el hábitat natural de esta especie, la Telmatobius spp, que se encuentra en peligro de extinción.
La historia de la muerte de las ranas comenzó a inicios de mes, cuando la vicepresidenta del comité de lucha contra la contaminación del río Coata, Maruja Inquilla Sucasaca, llegó a la capital de Puno con evidencias del suceso.
Portando un balde con los cadáveres de cien ranas, según reporta el diario El Comercio, Inquilla señaló que no solo las ranas sino también peces y otras especies acuáticas perecieron en el río desde el domingo 2 de octubre. Ello se debió, presuntamente, a la remoción del lecho del cauce del Coata, durante una jornada de limpieza organizada por instituciones públicas y privadas de la ciudad puneña de Juliaca.
La limpieza habría sido necesaria a la luz de afluentes que contaminan al Coata, el Independencia y el Torococha. En sus corrientes, son vertidos los desagües de Juliaca, la provincia más poblada del departamento, que concentra un tercio del total de habitantes de este.
De acuerdo con el referido periódico, desde hace tres años vecinos de los distritos de Coata y Capachica han denunciado el hecho y responsabilizan de ello a la Empresa Municipal de Agua y Desagüe de Juliaca, por no tratar las aguas servidas que ingresan al Coata a raíz de que sus lagunas de oxidación han colapsado.
El último lunes, Serfor informó, mediante un informe, que investiga las causas del desastre ecológico y que preliminarmente ya se evaluaron los especímenes muertos hallados en ambas orillas del río en el sector Jaruna e Islapata, en Coata.
La rana gigante del Titicaca es una de las especies de ranas acuáticas más grandes, con sus 30 cm de diámetro y 1 kg de peso promedios. Los pliegues de su abundante piel le sirven para aumentar su volumen y así absorber más oxígeno del ambiente. Este gas precisamente escasea en las alturas del lago (3.815 m.s.n.m.).
Además de las aguas contaminantes, las embarcaciones lacustres del Titicaca que atraviesan su hábitat, la caza indiscriminada para cocinarlas en potajes locales, así como la amenaza de especies invasoras, han puesto en riesgo a esta especie.
El resto de especies lacustres en el Titicaca también corren riesgos por la contaminación, no solo de las ciudades peruanas. El lago, al estar entre el Perú y Bolivia, también sufre las consecuencias de la actividad minera no controlada en el lado boliviano. Esta contaminación incluye metales pesados como el plomo o el arsénico. Asimismo, la actividad fabril en la cercana ciudad de El Alto, con un millón de habitantes y el 60% de sus 130 fábricas funcionando ilegalmente, agravan la situación.
Hans Huerto
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