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Dicen que la justicia tarda, pero llega. Don Carlos Romero Bartesaghi no está muy de acuerdo con esta afirmación porque nada ni nadie podrá resarcir el tremendo daño que por años se le ha hecho a la Beneficencia Pública de Tacna, institución que preside.La Beneficencia alquiló hace 14 años un terreno de 5,397 metros cuadrados, ubicado en la prolongación Hipólito Unanue 880. Se trata de un enorme canchón situado entre la distribuidora de la Coca Cola y el Centro de Emergencia Mujer (CEM).La arrendataria fue la señora Romero Lazo, quien al vencerse el contrato no tuvo mejor idea que subarrendarlo al señor Olivera Comesaña otorgándole una carta poder ilegítima, pero que fue aceptada y suscrita en una notaría pública de Tacna."Es como si usted me diera un poder a mí sobre algo que no le pertenece, como si me diera un poder para que yo alquile por ejemplo el Arco de Tacna, pese a que usted no es el dueño, pero eso pasó", explica muy indignado.PROCESO LARGODurante años la Beneficencia Pública trató de recuperar el área, pero tuvo que recurrir al Poder Judicial para lograrlo. Luego de seis años de juicio, por fin la Corte Suprema de Justicia de la República ratificó la sentencia de segunda instancia que ordena el desalojo en 12 días.La fecha del lanzamiento ha sido fijada para este 9 de marzo y por fin, luego de 14 años, la institución que ayuda a niños y ancianos y que sufre un déficit millonario, podrá tener en sus manos un enorme terreno que podrá utilizarlo para sus múltiples proyectos.Carlos Romero ahora da pelea en el último round que queda. Pese a fijarse la fecha del desalojo, los ocupantes precarios se niegan a desocupar y continúan usufructuando el recinto. Correo pudo constatar que es utilizado como cochera y taller de reparaciones mecánicas.El presidente de la Beneficencia está alertando a los dueños que retiren sus vehículos u otros bienes porque el día del desalojo se sacará todo a la vía pública y se desea deslindar responsabilidades.Informó que el señor Olivera se le acercó conversar. Pide que le permitan quedarse y que puede pagar más por el alquiler. Para Romero esto ya es imposible, porque primero tiene que salir.Señala que en un inicio el terreno fue alquilado por 500 soles al mes a la señora Romero Lazo. Este precio irrisorio hace pensar a Romero que antiguos representantes de la Beneficencia estuvieron involucrados. Luego lo traspasó a Olivera Comesaña que algunos años pagó y otros no. La Beneficencia tiene ideas para dicho terreno, como construir un complejo de salud, un alojamiento o un conglomerado mecánico. Esto le permitirá obtener recursos para seguir manteniendo el Hogar Geriátrico San Pedro y el comedor social de los niños aguateros del Cementerio. Por ahora prefiere concentrarse en el desalojo.