El Perú es un país bendecido por la naturaleza, de geografía exuberante en cada una de sus regiones y Tacna no es la excepción. Correo te invita a un recorrido por las maravillas de esta zona sur que no te puedes perder.
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El viaje comienza en la ciudad de Tacna, ubicada a 560 metros sobre el nivel del mar. Desde aquí se emprende un viaje de una hora y media que tiene como primer destino la provincia de Tarata.
Tarata, la confluencia del hombre y su entorno
En esta localidad puede apreciarse una andenería impresionante, la piedra del matrimonio, el camino inca o qhapaq ñan, las quebradas de tikalako y Chakawira, las cuevas de Qala Qala, los baños termales de Ticaco, la catarata de Conchachiri y hermosos vestigios arquitectónicos como iglesias en cada uno de los pueblos donde se ha asentado el poblador andino.
La primera escala sería La Apacheta, un mirador natural a 3,500 metros de altitud, que constituye el punto más alto en el viaje de Tacna a Tarata, desde donde puede apreciarse los nevados, volcanes y la sinuosidad de los valles interandinos. Luego puede ingresarse al pueblo de Tarucachi cuyas casas están pintadas por artistas plásticos con temas alusivos a la flora, fauna y gastronomía.
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Desde el pueblo de Tarata se inicia un recorrido a pie de 40 minutos por el antiguo camino inca, el mismo por donde se desplazaba el inca con su séquito real. En el trayecto puede verse el centro arqueológico de Santa María con sus recintos y terrazas y recorrer las cuevas de Qala Qala.
Luego de Qala Qala se visita los baños termales de Putina en el distrito de Ticaco, un manantial de agua subterránea a 47 grados, adaptado por la mano del hombre para convertirse en piscinas y saunas privados, todo enclavado en una quebrada en contacto directo con la naturaleza.
La catarata de Conchachiri es otro de los puntos al que puede accederse. Aunque se encuentra a cuatro horas en auto desde Tacna y no ha decepcionado a los visitantes. Su nombre deriva de dos voces, una de ellas “chiri” que significa “muy frío”. Sus caídas de agua a 3,212 metros de altitud y la cercanía de los nevados hace que la llegada sea todo un reto para los amantes de la aventura.
Candarave y el valle de los géiseres
Otro lugar excepcional puede encontrarse en la provincia de Candarave, incluso con una experiencia vivencial. Este es el Valle de los Géiseres de Calientes donde pobladores han emprendido el turismo comunitario para promocionar sus atractivos y generar recursos.
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La zona se ubica a 150 kilómetros de la ciudad de Tacna, a 4,300 metros de altitud, detrás del volcán Yucamani. Son más de 80 géiseres sobre una fuente geotermal que supera los 80ºC.
El ingreso es por el centro poblado de Santa Cruz y se recorre un camino de trocha de 35 kilómetros hasta llegar a la zona de Calientes donde se alza una “apacheta”, conformada por rocas que sirven de ofrenda por los visitantes para ingresar al valle de los Géiseres. Entre los más visitados están los denominados “Ojo del ángel”, “La garganta del diablo” y “La laguna azul”. Además se halla una caprichosa formación rocosa conocida como “La cabeza de elefante” por donde discurren las aguas azufradas del valle.
Los turistas pueden disfrutar de un baño en las aguas termales, con propiedades terapéuticas para tratar la artritis, según cuenta la pobladora Elva Aguilar. Los comuneros han habilitado servicios que incluye alimentación, artesanías y un alojamiento en el “Maycu Kuntur Iquiña”. Este emprendimiento se logró a través de un proyecto de Haku Wiñay del Fondo de Cooperación para el Desarrollo Social (Foncodes) que inició la comunidad para aprovechar los atractivos del lugar y su promoción, siendo capacitados y dotados de logística para implementar el albergue.
La presidenta de la Asociación de Hoteles, Restaurantes y Afines (AHORA) Tacna, Mey Mori, indicó que se trabaja junto a las comunidades para difundir y promocionar el turismo en la región. “Sin duda esto nos conecta con nuestras costumbres ancestrales y por ello los invito a conocer Candarave”, comentó Mori a Correo.
Turismo vivencial en la zona andina
Instó a las personas a tomar servicios autorizados o conversar con los encargados de la comunidad turística al contar con la capacitación para orientar a las personas, para ello cuentan con una página en Facebook Maycu Kuntur Iquiña - Turismo Comunitario en el Valle de los Géiseres.
Uno puede participar en ceremonias andinas, conocer las historias y leyendas de la zona, ver y tocar el trabajo de artesanías textiles tal como se hacía hace más de 500 años y la crianza de los camélidos; esto es algo que los pobladores garantizan a cada uno de los turistas. El lugar es parte del Área de Conservación Regional Vilacota- Maure donde con sus hermosas lagunas y yaretas, es hábitat de parihuanas y el suri, ave emblemática que está protegida. También del bosque de queñuales, una especie de árbol endémico que está camino a los géiseres. Los comuneros han hecho una alianza con las agencias de turismo para llevar bajo los protocolos de bioseguridad a los visitantes, luego de conseguir el reconocimiento con el Sello Internacional Safe Travels del Ministerio de Comercio Exterior y Turismo como destino turístico.
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En el valle de los géiseres también se encuentra el volcán Yucamani,un estratovolcán cuyo pico se encuentra a 5,558 metros. En sus llanos crecen yaretas, queñuas e ichu, que sirven de alimento y refugio para vicuñas, alpacas, vizcachas, chinchillas y aves andinas.
Leyenda de los volcanes Yucamani y Tutupaca
Cuenta la leyenda que el Yucamani y el Tutupaca eran hermanos que amaban a una Cholita llamada Marisol. Un día el cóndor “Maico” al no conseguir carroña se comió a Marisol y para salvar su pellejo le dijo a cada uno que el otro era el culpable de su desaparición. Los dos hermanos iniciaron una descomunal pelea con ventarrones, bolas y escupitajos de fuego. Solo las súplicas de sus hermanos menores, los poblados de Candarave, Cairani, Quilahuani, Camilaca, Huanuara y Curubaya, lograron calmarlos y descubrieron la verdad. Tristes por la muerte de Marisol, lloraron tanto que las lágrimas del Tutupaca formaron la laguna de Suches; y las de Yucamani, la laguna de de Aricota.
En el Área de Conservación Regional Vilacota Maure, de 124,313 hectáreas, ha sido posible la recuperación de algunas especies que se creían desaparecidas como el gato andino o “titi” en el 2021 y el gato del pajonal en octubre del 2022, que han sido fotografiados gracias a cámaras trampa.
“La región de Tacna tiene mucho que ofrecer, tiene una gastronomía diversa, una biodiversidad geográfica, muchas cosas en la zona altoandina, tenemos géiseres, en Tarata el camino inca, tenemos en el valle viejo el corredor turístico Valle Viejo Miculla, queremos que nos visiten porque Tcna es una ciudad con una gente con mucho cariño, con mucho calor y que los recibimos con los brazos abiertos”, resaltó Wilfredo Espinoza, el presidente de la Cámara Regional de Comercio exterior y Turismo (Caretur).