Daniela Darcourt: "Aunque no parezca yo tengo mi callejón, mi esquina" (VIDEO)

Una pelota oficial de fútbol, nada de Barbies ni tacitas de té, y menos esos sets de maquillaje para niñas que las hace jugar a ser grandes. Eso era lo que pedía siempre una pequeña  que no se explicaba por qué el balón soñado no llegaba a pesar de sus ruegos. Niña de barrio, pelotera, cuando aún la música no la convencía, tenía que convivir con la realidad y sus sueños, esos que nadie se atrevía a quitárselos. Hoy lo comprende todo a sus 22 años. Los recuerdos llegan nuevamente a  frente al parque, en el corazón de La Victoria, su casa.

“Ahora uno habla de montos, de lo que cuesta una pelota y dice: “¡Qué absurdo!”, pero en ese momento no había, yo quería una pelota oficial y no podía tenerla, pues. Pocos saben que si no hubiera sido artista, me hubiera dedicado al fútbol, era muy buena jugando, peloteaba en mi barrio y todos saben que de allí han salido los mejores.

-¿Jugabas con tus amigas o amigos? Más con mis amigos, ellas estaban con las Barbies, yo me sentía de un mundo diferente, siempre distinta a mi entorno, distinta al resto.

-¿Y en qué momento decides dejar el fútbol? Cuando ya empecé a dedicarme a la música de lleno y descubrí que me gustaba bailar, actuar, cantar, sobre todo eso. Descubrí así que podía sanar mi alma de muchas situaciones tristes que vivía, porque la música me ha ayudado en muchas ocasiones.

-Situaciones tristes las veías en tu barrio. ¿Qué es lo que no te gustaba? Las drogas, el alcohol, las personas de mal vivir, la delincuencia.

-Corriste riesgos... La verdad, le agradezco a Dios, primero, por no haber sido una chica sin vicios, porque eso estaba al costado de mi casa, lo he tenido de manera accesible, pero vuelvo y repito: la música y el arte ha hecho mucho por mí.

CHICA DE BARRIO

Una niña en un mundo de adultos, de hombres, solo su abuela y su madre al lado. Eso la formó, la convirtió en una luchadora, a no tener miedo, a enfrentarlos todos. “Mi papá estuvo y no estuvo, fue una figura bastante ausente durante mi infancia, definitivamente eso también sumó a formar mi entereza, mi carácter de líder, de siempre estar un paso adelante. Me crié en un mundo de grandes, en mi familia era la niña chiquita, entonces siempre me he mantenido muy activa en lo que respecta a cuestiones de adultos. He quemado rápido muchas etapas por sobrevivir en un mundo de adultos siendo tan joven”.

-¿Qué aprendiste de barrio? A ser conchuda, a no tener miedo a arriesgarme, de no ser como esos niñitos de casa que lo cuidan tanto y cuando sale por primera vez es como es todo le parece muy grande. Aunque no parezca yo tengo mi callejón, mi esquina, pero siempre he tratado de no generar conflictos, no hacer problemas.

-¿Te has mudado? Sí, pero mi familia sigue viviendo allí, frente al parque de El Porvenir.

-¿Y regresas? Tengo a mis caseras del mercado, gente en los restaurantes donde he comido toda mi vida que todavía siguen allí, que me recuerdan el tema de las pichangas.

-¿Sigues jugando fútbol? Hace cinco años que ya no porque el tiempo no me alcanzaba. Tenía dos pasiones: o le dedicaba tiempo a una para hacerla bien, pero había que dejar la otra. Nunca me ha gustado hacer las cosas a medias.