Gregorio Pernía: “Formar parte del batallón del bien sí funciona”
Gregorio Pernía: “Formar parte del batallón del bien sí funciona”

La vida es una suma de casualidades y que lo diga el actor colombiano Gregorio Pernía. Su vida es como de esas historias que protagoniza y si El Titi es su más cercano personaje en la serie Sin senos sí hay paraíso, su participación en la cinta Mi novia es él al lado de Edwin Sierra es lo más inminente y, prácticamente, una jugada del destino. 

“Conocí a Edwin en el aeropuerto de Lima y de la forma más graciosa. Yo tenía una maleta floreada que me había mandado mi mujer porque había tenido que salir rápido de Miami, y él tenía una rosada. Le empecé a tomar el pelo y él me siguió la cuerda. ‘Soy cómico’, me dijo. Inmediatamente hubo una empatía, luego en la noche salí a hacer mi show de lo del Titi y lo subí a la tarima. Al terminar empezamos a hablar, nos caímos bien y me dijo que le gustaría en algún momento trabajar juntos, pero quedó ahí. Al año me llamó y me dijo: ‘Ya tengo la película y la hice también pensando en ti, te mando el guion’. Me gustó la historia y le respondí: ‘Comedia nunca he hecho porque hacer llorar es fácil, pero hacer reír es lo más difícil, hermano’, así que me metí de socio. ‘Echémosle el proyecto, cuando nos vamos a morir, no nos vamos a llevar nada’”, le respondí.

Es básico en cualquier proyecto, ya sea artístico o personal, tener química con la gente con la que vas a trabajar... 

Es clave, pero estoy en una etapa en mi vida en la que si no hay química con una persona, hay que darle amor, protegerla y consentirla. Esa gente que nos echa mala vibra, envidiosa, egoísta, soberbia, egocentrista, narcisa, que no se encuentra en buen camino, uno lo que debe hacer es darle amor, todo lo contrario a lo malo que proyectan.

Por ese discurso tuyo, ahora comprendemos por qué postulaste dos veces al Senado en Colombia. Además de actor, tienes vocación de servicio... 

Mi papá fue político toda su vida, candidato presidencial en el año 1978, fue senador, presidente de la Cámara de Representantes, concejal, diputado. Fue mi ejemplo, yo estuve con él toda la vida hasta que se murió a los 78 totalmente pobre.

Qué diferencia con muchos de los políticos que estamos viendo ahora... 

Totalmente. Yo me presenté para sacar buenos proyectos de ley que sirvan al pueblo. Mi propósito no fue tener una casa con piscina, camionetas, un yate... Mi propósito es el servicio social y dije voy a hacerlo desde el Senado de la República. Tuve todos los inconvenientes, yo no compro votos, ninguna conciencia, y menos me vendo. Con 25 mil dólares que invertí de mi bolsillo saqué 11 mil votos. No fue poco.

Y aunque la actuación es lo que ocupa todo tu tiempo, ¿descartaste totalmente la política?

Es algo que está allí permanentemente. A pesar de que por la política me han pasado unas situaciones bien duras, que me tocó refugiarme en Miami cuatro meses con mi familia, no la descarto.

Cómo son las cosas, promueves en la política una conducta honesta y tu personaje más popular en la ficción es El Titi, un narcotraficante...

Lo que se está dejando con el personaje y la historia es un mensaje social importante. Que formar parte del batallón del bien sí funciona y formar parte del batallón del mal, no. Ser paramilitar, guerrillero, un policía corrupto o el prostituir tu cuerpo, realmente eso no funciona. De ese mensaje me siento orgulloso también. Hay que contar la historia de nuestros países lamentablemente vinculados con el narcotráfico. En mi país, el nivel de corrupción es altísimo y eso se cuenta, que el narcotráfico está vinculado a la política y, en este caso, es más peligrosa la política que el narcotráfico.

Perfil

Gregorio Pernía, actor

Nació el 7 de mayo de 1970 en Cúcuta, Norte de Santander (Colombia). Participó en exitosas telenovelas como La hija del mariachi y en Sin senos sí hay paraíso.