Jota Castro: El artista nómade
Jota Castro: El artista nómade

Jota Castro (Yurimaguas, 1965) tiene cinco casas esparcidas por el mundo. Todas por trabajo, suele decir sobre sus espacios ubicados en Dublín, Bali, Nueva York, París y Bruselas. Hace 35 años dejó el Perú para estudiar Derecho y Ciencias Políticas, convirtiéndose posteriormente en diplomático por las Naciones Unidas y la Comunidad Europea. Fue con este título que recorrió durante dos décadas los cinco continentes trabajando como mediador en conflictos armados. Pero un día, hace doce años, decidió dejarlo todo para seguir un sueño que tuvo desde niño: ser artista. "Todos tenemos una vida, si no la vivía yo, no la vivía nadie", responde al indagar por aquello que lo impulsó a dejar un trabajo con buena paga para aventurarse a un oficio sin experiencia previa, pero con muchas ganas de expresarse, de decir algo.

"Tengo una relación con el trabajo muy intelectual. Era diplomático porque quería ser testigo de mi tiempo", asegura recordando los años que le tocó vestir terno. Ahora, con una barba profusa, los cabellos largos, ropa holgada, casual en su andar y su trato, Jota asegura no haberse arrepentido nunca del cambio. "Hay tanta gente amargada que sacrificó su vida y sus sueños por tener una casa o un coche propio. No me gustan ni los coches ni las casas, aunque ahora tenga varias", afirma.

¿Confiaba en que tendría tanto éxito como artista? "Yo creo que el artista que piensa que va a tener suceso es un pelotudo", sentencia sin demora. "Si lo que quieres es buscar el suceso, te puede hacer sufrir mucho. Yo lo hice –cambiar de carrera- porque lo tenía que hacer. Hacer arte es como amar, no sabes por qué pero lo haces", recuerda.

EL ETERNO RETORNO. Con exposiciones en los festivales y museos más prestigiosos del mundo, entre ellos la Bienal de Tirana, Praga y Venecia -donde fue el curador de todo un pabellón-, con esculturas, instalaciones y performances muchas veces polémicas -como "El acuerdo de Marsella", donde la artista Tania Bruguera y él firmaron un contrato acordando que al morir uno el otro podría recuperar su cuerpo para hacer una obra de arte-, Jota Castro apunta con su obra a revelar las incongruencias que operan en las estructuras sociales y políticas de Occidente.

Ganador del Premiro de la Bienal de Gwangju en Corea del Sur en 2004, Castro reconoce tanto su talento como su suerte en su nueva forma de vida, que lo ha llevado a recorrer el mundo –esta vez con otra mirada-, sin extrañar el sentirse de un solo lugar. "No lo necesito", dice y continúa: "Creo que el nacimiento de alguien en un lugar es un accidente", teoriza. "Un artista que no se mueve es un artista que tiene las manos amarradas", advierte.

En mayo de 2008 volvió a Lima para realizar una performance multitudinaria en la playa Redondo. El proyecto, que versaba sobre las barreras de la comunicación y buscaba llamar la atención sobre la necesidad de inclusión para generar un escenario global integrado, se llamó "La palabra de los mudos" y reunió a miles de personas, la mayoría de ellas con problemas de habla y audición. En aquel momento, dice el artista, empezó a reconciliarse con el Perú. "Ahora tengo muchas ganas de devolverle al país lo que me dio, la creatividad", revela y adelanta su interés en volver cada dos meses para empezar a trabajar en proyectos que aporten a la difusión de los artistas locales y su obra. Entre sus intenciones está organizar una bienal, para ello dice estar buscando convencer al Estado peruano de que invierta en el pabellón nacional de la Bienal de Venecia, y obviar así la intervención de fundaciones privadas. Esto, según Castro, mostraría su interés y marcaría cierta diferencia.

¿Cómo ve el panorama actual del arte en el Perú? "Me parece que hay más escuelas. Quisiera que sean más las públicas. La educación es algo en lo que el Estado debe invertir. Hace 10 años en el mundo del arte internacional se reconocía solo a dos peruanos, uno de ellos era Alberto Bryce. Ahora se ven más artistas jóvenes que se abren paso y eso me da placer. Si hay una feria es porque hay artistas, y eso está muy bien".

TODAS LAS ARTES. Del 20 al 23 de marzo se celebrará en la Escuela Superior del Ejército (ESGE) la segunda edición de Art Lima. Bajo la frase "Recordar, recrear, reelaborar", el evento que busca consolidarse en el mercado internacional del arte reunirá a 63 galerías de 20 países.

Dentro de la programación destacan la muestra "Modernidad y provincia", que reunirá los trabajos de seis maestros de la fotografía peruana, esencialmente ajenos a Lima: Baldomero Alejos (Huamanga), Martín Chambi (Cusco), Juan Manuel Figueroa Aznar (Cusco), Sebastián Rodríguez (La Oroya), los hermanos Vargas (Arequipa) y Antonio Wong Rengifo (Iquitos).

Bajo el título de "Reconstrucciones" el curador español Octavio Zaya presentará el trabajo de ocho artistas representados por galerías internacionales, entre ellos el peruano Jota Castro de la Galería Umberto Di Marino (Nápoles, Italia). Asimismo habrá un espacio destinado a nuevas propuestas, conversatorios y publicaciones. Fotos: Federico Romero