Mónica Sánchez: "Al segundo año me aburrí de Charito"
Mónica Sánchez: "Al segundo año me aburrí de Charito"

La actriz Mónica Sánchez vuelve al teatro para encarnar a Blanca, una mujer que sufre un Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC) por la limpieza en el montaje TOC TOC, que dirige Juan Carlos Fisher en el Teatro Luigi Pirandello.

Regresas al teatro luego de cuatro años. ¿Cómo están los ánimos?

De hecho es difícil entrar a un carril que ya fluye. Ser la nueva, no haber estado en las tablas tantos años, me tiene nerviosa, pero es un regalo. Todos los actores son comediantes expertos. Yo una sola vez en mi vida hice comedia y me quedé con la miel en los labios.

¿Este montaje será una válvula de escape de la televisión?

Sí, me va a dar oxígeno, definitivamente; en la serie, la cosa es más novelada. Si bien es comedia, mi personaje no hace comedia. El teatro es el cable a tierra y me va a refrescar. Cuando me hicieron la propuesta, no lo pensé mucho y acepté. Tengo un lado lúdico, ligero, que por alguna razón no he explorado en el escenario.

Por cierto, Al fondo hay sitio es la única plataforma para mostrar el talento de los actores, pues los demás canales han copado su programación con realities...

Sí pues, lo cual preocupa. Las productoras independientes se están quedando sin chamba. Los realities funcionan, sí, está probado, pero también traen ciertos estereotipos, arquetipos, antivalores que no son los ideales, sobre todo para los adolescentes.

¿En ese escenario habrá futuro para los actores?

(...) Son formatos distintos y no tendría uno que reemplazar al otro. Quiero pensar que son tendencias, modas. Algún día se dijo que el libro iba a dejar de existir; no creo que vaya a pasar. Son etapas, por ahora el reality está primando, espero que no dure mucho, porque el reality no suma con sus contenidos, otros sí, pero más bien distorsionan los referentes que les dan a los jóvenes, y creo que la ficción va a ser bienvenida.

¿Qué es lo más perjudicial de estos realities?

No he visto en detalle, pero en sus argumentos y contenidos hay un excesivo culto al cuerpo. Asocian el éxito a tener determinadas medidas; eso me parece mal. La competencia deportiva me parece buenísima, pero ¿en qué compites? ¿Ser más lindo? ¿Ser más fuerte? Si bien es un producto de entretenimiento, veo que es ficción y está armado. Hay niños de 12 o 13 años que toman modelos; eso me parece malo. Hay que cuidar el contenido y respetar a los adolescentes.

¿Nunca has sentido un encasillamiento al encarnar por cinco años a Charito?

Al segundo año entré en crisis. Nunca había trabajado más de ocho meses. Dije: "Dios mío, me ahogo, ya no puedo trabajar". Hablé con mi guionista (Gigio Aranda) y le dije: "Me estoy aburriendo". El objetivo con mi personaje era grabar menos. Ella escuchaba, callaba, no tenía una historia propia. Fui a hacer mi reclamo. Terminamos la conversación y Gigio me dijo: "Tú sabes qué va a pasar, ¿no?". Salió una escena de allí. Charito salió en pantallas expresando "estoy aburrida, me siento un satélite, mi vida no tiene sentido (risas)". Empezó la historia de amor con Raúl (del Prado). Fue lindo. Para un actor, la motivación es que haya conflicto, retos en su personaje.

Si no se hubiese dado ese giro, ¿habrías pensado en renunciar a Al fondo hay sitio?

(...) Es un privilegio tener trabajo estable y hacer rating sintiéndote a gusto, porque puedes hacer rating tapándote la nariz, pero hacemos sintonía con un programa sano, entretenido, familiar y me siento a gusto. Es un trabajo profesional y cuidado. Después de esta pequeña crisis, agradezco tener chamba.