Dicen que tener una banda es como tener una novia –o un novio-. Y lo dicen los músicos porque hay que dedicarle tiempo. Pero en el caso del cuarteto Perujazz, proyecto fundado por Jean Pierre Magnet y Manongo Mujica hace casi treinta años, esta 'novia' que más de una vez los atrapó durante horas en la sala de ensayo, les ha exigido también un alto grado de compromiso, creatividad y una gran disposición para poder escucharse los unos a los otros.

EN LA MEZCLA ESTÁ EL GUSTO. La historia de Perujazz, agrupación pionera en la fusión de jazz y ritmos peruanos, empezó como muchas de las buenas y grandes cosas, por casualidad.

Magnet y Mujica se conocieron una tarde en los años 80, gracias al bajista Enrique Luna, quien los convocó para grabar algunos temas propios.

La química entre los músicos fue tal que decidieron emprender un proyecto grupal. Empezaron tocando 'standards' de jazz en el Satchmo de Miraflores –otro mítico espacio desaparecido víctima del 'boom' inmobiliario-, en donde se sumaron el percusionista Julio 'Chocolate' Algendones y el pianista Félix Vílchez.

"Entre canción y canción hacíamos puentes de improvisación. Cada vez nos empezó a gustar más esto. De pronto Félix empezó a faltar a los ensayos y descubrimos un nuevo sonido en el que el piano no marcaba los acordes.

Éramos solo nosotros: saxo, bajo, batería y cajón. Había mucha libertad. Y sonaba bien. Así es como nació Perújazz", recuerda Manongo, quien venía de hacer música experimental, mientras que Jean Pierre, a pesar de haber estudiado jazz en Berklee, tenía alma de roquero. Luna era un clásico bajista del jazz neoyorquino y 'Chocolate', un músico que venía del mundo de la santería.

LA HOGUERA DE LAS VANIDADES. Han pasado casi treinta años desde aquel descubrimiento en el Satchmo. Y como en toda relación, los músicos confiesan que en esta no faltaron las peleas, casi todas encendidas en los primeros años por el ego de sus propios integrantes, en aquel entonces unos jóvenes y reconocidos ejecutantes incapaces de ceder un solo porque ello significaría no poder lucirse en el escenario.

Hoy, más curtidos y menos egocéntricos, los fundadores se sorprenden al ver que no les importa hacer silencio si esto suma algo al sonido del grupo.

"El otro día Jean Pierre me preguntó: ¿Qué pasa si en este tema eliminamos el solo de batería y dejamos que Andrés Prado, que es el invitado, lo haga? Probablemente hace diez años yo le hubiera dicho: ¡Pero ese es mi solo! ¿Cómo te atreves a quitármelo? ¡Qué te crees dictador! Pero ahora pienso que es una excelente idea".

Así, entre recuerdos que arrancan carcajadas, Manongo Mujica revela el espíritu del nuevo Perujazz. "Para nosotros ahora es más valiosa la felicidad compartida que la felicidad individual", afirma.

"Antes el ego era bravo. No nos permitía hacer muchas cosas. ¡La juventud pues! Pero ahora gozamos más", asegura Magnet, siempre abrazado de su saxo tenor, un Selmer de los años 50 que compró poco antes del cambio de siglo. A sus 64 años, el saxofonista se lo toma todo con mucha calma y demasiado buen humor.

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