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Augusto Ferrando, el conductor de Trampolín que lo llevó al Record Guiness. Foto GEC Archivo Histórico
Trampolín a la Fama fue un programa de entretenimiento que brindaba al público la oportunidad de demostrar su talento. Estuvo 30 años al aire, haciendo historia al convertirse en el programa de mayor duración en la televisión peruana, por lo cual ingresó al libro de Record Guiness mundiales. Era usual escuchar las frases acuñadas por el propio Augusto Ferrando: “un comercial y regreso”, “yo lo descubrí”, “vámonos con Faucett” (una aerolínea ya extinta). Esas y otras frases más quedan aún en los recuerdos, sobre todo de las personas que pasan el medio siglo de vida.
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Los inicios de Trampolín a la Fama, en una decoración aun acartonada. Foto GEC Archivo Histórico
La primera vez que se trasmitió Trampolín a la Fama fue el 2 de abril de 1966, bajo un formato de concurso de canto y también de demostración de diferentes talentos. En el programa, así como participaba el público, también lo hacían artistas, cantantes y cómicos populares de la época. Algunos concursantes con el tiempo se volvieron famosos gracias al show. Trampolín se caracterizó por el interés de interactuar con el público que en su mayoría era gente humilde, y que se esforzaban por mostrar su mejor talento en baile, canto, chistes, etc. De este programa salieron grandes comediantes como Carlos Álvarez, Miguel Barraza, Jorge Benavides, Fernando Armas, Hernán Vidaurre, entre otros.
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Ferrando presentando a los participantes, en la imagen se nota a un joven Adolfo Chuiman y al lado Elmer Alfaro. Foto GEC Archivo Histórico
Hay canciones, formas de vestir y modas que marcaron época. Lo mismo ocurre con los programas de televisión, que se hacen inolvidables al estar asociados con alguna etapa de nuestras vidas. Trampolín a la fama” era el inicio de la fiesta de la televisión de los 60, 70, 80 e inicios de los 90. Todos jugaban, el pueblo participaba, se descubrían talentos. Pero mejor aún, en ese trampolín, Augusto Ferrando se mostraba lleno de picardía y buen humor. Era incontable la cantidad de auspiciadores que apostaban por este espacio, el set lleno de anuncios de neón y el inalcanzable rating.
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Augusto con todos los coanimadores de ese entonces. Rubén, Violeta, Carbajal, La Gringa y Tribilín. Foto GEC Archivo Histórico
Dificil no mencionar a los colaboradores Ingeborg Zwinkel (la nolvidable Gringa Inga), Leonidas Carbajal, Felipe Pomiano (Tribilín), Violeta Ferreyros y Otto de Rojas (el dueño de la música), quienes con su gran carisma, animaban este icónico programa televisivo que ningún peruano olvidará. En el bloque de canto para aficionados, si el participante lo hacía bien, entonces cantaba hasta el final y podía llevarse una lluvia de regalos. Si lo hacía mal, entonces sonaba una sirena policial, y llegaban Tribilín y Carbajal, vestidos como policías ingleses, y te sacaban del set antes que la canción termine.
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Augusto Ferrando acompañado de sus hijos Rubén, Chicho y Juan Carlos. Foto GEC Archivo Histórico
Lamentablemente, y como todo en la vida tiene su fin, el sábado 11 de mayo de 1996 se emitió por última vez “Trampolín a la Fama”. El programa de la espontaneidad, el estelar de Panamericana, llegaba a su fin. Una emotiva despedida de Augusto Ferrando y compañía cerraba uno de los ciclos más exitosos de la televisión peruana. El ‘Negro’, el hombre de las guayaberas llamativas y los finos relojes se despidió con un programa grabado, y por primera y única vez dijo: “Un comercial y no regreso”, para tristeza de sus miles de seguidores.