¿Creatividad e innovación?
¿Creatividad e innovación?

En nuestro país, es usual que cuando queremos referencias de tendencias a nivel mundial lo primero que hagamos es mirar a Estados Unidos, antes que Europa o Asia. En gastronomía es, sin duda alguna, una de nuestras referencias inmediatas. Es por ello que la hamburguesa, hoy por hoy, es un plato básico en la mayoría de cartas locales, así como lo fue en su momento la sopa ramen o el bun al vapor de cerdo asado (panes asiáticos al vapor rellenos de cerdo, una receta que David Chang, chef del restaurante Momofuku, puso de moda hace unos años).

Por otra parte, también es común que si a un lugar le va bien vendiendo un plato en especial, otros restaurantes comiencen a incluirlo en sus cartas; porque ven que al comensal le gusta. El problema de estos dos casos radica en que, cuando visitas distintos establecimientos en una misma ciudad, las cartas comienzan a asemejarse entre sí. Los desayunos siempre son con un pan artesanal y palta, mixtos calientes en pan focaccia. Los platos de avena, miel y frutas comienzan a entrar con fuerza y los huevos benedictinos son un básico durante los domingos de brunch. En las comidas es infaltable una hamburguesa (debe ser que en Lima siempre andamos en búsqueda de la mejor del mundo); algún taco, que si hay suerte puede ser al pastor; causas mangueadas; pizzas al horno de leña, siempre hecha con masa artesanal; y ni qué decir de las alitas: bbq, búfalo o de sabor oriental; así como el cremoso y reconfortante mac and cheese que desde hace poco es infaltable en todos lados.

Y no está mal que estas tendencias invadan nuestra ciudad, así como todas nuestras redes sociales. Lo que siento aburrido y poco original es que sean muy pocos los locales que aporten algo más a la receta tradicional, los que realmente le den un giro a una hamburguesa de siempre (con queso y pickles) y la adapten al concepto que ofrecen, sumando algo distinto, ya sea la carne, el pan o los ingredientes que la acompañan. Y lo mismo ocurre con los demás platos mencionados.

El Perú es “supuestamente” uno de los mejores destinos culinarios del mundo, con una cantidad enorme de insumos, y si nos vamos a dedicar a replicar platos que tienen éxito en otros lugares, sin diferenciarnos, sin ponerles un sello personal que sorprenda al comensal, él buscará en otros lugares la creatividad e innovación que hace falta en algunas cocinas.

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