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Sin duda, en nuestro país hay un antes y un después del libro “El Arte de la Cocina Peruana” de Tony Custer, en cuanto a fotografía gastronómica se refiere. En esta hermosa publicación, nuestra cocina se estiliza por primera vez en manos de Coque y Felipe Ossio, y gracias al lente del fotógrafo chileno Miguel Etchepare.

Ají de gallina, cebiche, tacu tacu, seco de cabrito, todas nuestras recetas emblema se vuelven estrellas en esta edición, en la que el fondo blanco les da una elegancia como pocas. Se eliminan las vajillas y se coloca a la comida como única protagonista.

Comenzó el boom de la cocina peruana, se realizan muchas publicaciones acerca de ello, con impresionantes fotos y recetas suculentas.

El tiempo pasa, y en este rubro donde los potajes son las estrellas -como en todo- también se avanza. La tendencia actual es usar platos reales. Comida de verdad. En años anteriores, esta se falseaba para que la imagen sea más atractiva. Con eso me refiero a pavos pintados; pintura blanca, en vez de leche, en los platos de cereal o puré de papa para simular un helado y que no se derrita.

SIN TRAMPA

Hoy en día el reto en este trabajo está en hacer que la presentación se vea lo más apetecible posible, pero con comida real. Aún para temas publicitarios se siguen utilizando algunos truquitos, pero cada vez menos. Se realizan escenas caseras, rústicas, la madera ha cobrado protagonismo, así como el mármol. Las texturas son muy importantes a la hora de elaborar una foto. También la vajilla se ha vuelto un punto a tener en cuenta en la construcción de una escena. Colores, formas y texturas trabajan en conjunto para lograr la ilustración ideal. Otro tema básico es la luz: contrastes, mucha luz. En algunos casos se nos lleva a antiguos cuadros de Rembrandt por los claroscuros. Los espacios se deben sentir cercanos y que te provoque saltar encima de la comida o salir corriendo a comprarla. Últimamente, la presencia de gente en las imágenes se ha vuelto relevante para lograr ese sentimiento de proximidad. Manos, una silueta en el fondo o el mandil de un mozo contribuyen mucho.

ACTUALIZÁNDONOS

Con la llegada de las redes sociales, los locales de venta de comida (sean restaurantes o no) siempre están preocupados porque sus fotografías sean atractivas y estén bien realizadas para generar una reacción en el consumidor.

Como fotógrafa especialista en este rubro, el reto es lograr momentos reales, apetitosos y plasmar el plato tal cual va a llegar a la mesa del comensal. Ese es el día a día.