“Mis respetos para esta nueva generación de peruanos que lo único que quieren es, no solo, mejores gobernantes, sino también algo de paz y tranquilidad”, comenta Flavio Solórzano, chef y propietario de El Señorío de Sulco, (Foto: GEC)
“Mis respetos para esta nueva generación de peruanos que lo único que quieren es, no solo, mejores gobernantes, sino también algo de paz y tranquilidad”, comenta Flavio Solórzano, chef y propietario de El Señorío de Sulco, (Foto: GEC)

Era previsible que la nota de hoy trate sobre los hechos que remecieron nuestro país en los últimos días, no podía ser de otra manera. Soy parte de la generación a la que se le privó parte de su niñez y adolescencia para quedarse obligatoriamente en casa (nací en 1974) debido a hechos violentos que entristecieron al país por varios años, algunos de esos hechos originados por movimientos terroristas y otros, por los mismos gobernantes de turno.

Muchos terroristas siguen pagando por sus delitos, pero, la gran mayoría de los responsables de los gobiernos de turno no pagaron por sus actos, por eso, lo que viene sucediendo en estos días, es algo que nunca imaginé.

Pensé que las nuevas generaciones de peruanos habían olvidado las calles y que el contacto y las “relaciones humanas” solo se daba de manera virtual mediante redes sociales. Pues me equivoqué, los nuevos ciudadanos peruanos, no solo han demostrado que han sido capaces de salir a las calles a protestar, de manera organizada, sino que pueden hacerlo día tras día hasta cumplir su objetivo. hacer que la injusticia empiece a desmoronarse.

cambio.  Pero también hay otros ángulos que son dignos de resaltar, los nuevos ciudadanos peruanos fueron capaces de marchar con gente de distintas edades, distintos estratos socioeconómicos y lo más importante, hacerlo de manera pacífica, solo haciendo valer la fuerza de su voz y sus mensajes mediante carteles hechos por ellos mismos.

Generación valiente y decidida que pese a la violencia que les ejercieron, jamás usaron armas  del mismo calibre como las que se usaron para reprimirlos y hasta asesinarlos cruelmente.

Mis respetos para esta nueva generación de peruanos que lo único que quieren es, no solo, mejores gobernantes sino también algo de paz y tranquilidad en tiempos difíciles sanitariamente hablando. Creo que lo demostrado en estos días deja claro a los presentes y futuros congresistas y gobernantes que el pueblo no se quedará callado ante las injusticias y malos manejos de nuestros recursos.

Las decisiones de remover o no a un gobernante serán pensadas también desde el sentir del pueblo. Creo que es algo que nunca en los casi 200 años que llevamos como nación se había dado. La lección o aprendizaje también es para todos.

Debemos creer que podemos ser capaces de lograr mucho como pueblo siempre que estemos unidos, la lección también es para todos aquellos que creyeron toda la vida que sus reclamos sólo podrían ser atendidos mediante el uso de la fuerza, balas, llantas quemadas, sicariato y tantas otras formas de lograr sus objetivos.

Si la cocina logró convertirse en parte del motor de desarrollo e identidad del peruano fue justamente porque en nuestra comunidad primó el compañerismo, la generosidad e inclusión de manera sincera y sostenible. Estoy seguro que solo será cuestión de tiempo que el Perú vuelva a gozar de la grandeza que lo caracterizó, mientras tanto, ¡debemos permanecer atentos!