Mesa para la igualdad
Mesa para la igualdad

Imagino que muchos han visto ya esta frase en varios lugares, sobre todo en afiches colgados en restaurantes y cafeterías de Lima y provincias, así como en pegatinas que vienen a tu mesa a la hora de pagar la cuenta en un local. Para quienes no sepan aún de qué se trata, el Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas (PMA) ha lanzado, hace unas semanas, esta campaña que busca sensibilizar a la población sobre los retos que tienen que enfrentar las niñas y mujeres en nuestro país para poder acceder a alimentos nutritivos en una sociedad desigual.

¿Se preguntarán por qué esto es importante? Porque ayuda a las mujeres a reducir los niveles de anemia, desnutrición e inseguridad alimentaria que tanto hay en nuestro país, así como evidenciar las grandes diferencias que existen actualmente entre hombres y mujeres, no solo en la capital, sino en muchas provincias, por no decir todas. Para Sandra Salcedo, coordinadora de esta importante iniciativa, la idea es involucrar en esta primera etapa a cocineros y cocineras jóvenes de Lima, Cusco e Iquitos. Según Salcedo, este es un tema del cual no se tiene mucha información, pero es importante resaltarlo en un momento en que la violencia contra mujeres y niñas es tema de cada día, y lo que se busca es mostrar la relación que hay entre discriminación y violencia de género con la alimentación y el bienestar.

Observamos algunas cifras en los mensajes que deberían llamar nuestra atención: 47% de las mujeres que viven en zonas rurales de nuestro país no tienen ingresos propios, 24% son analfabetas y las mujeres trabajan nueve horas más que los hombres.

Diana Kisner es la artista gráfica que ha ilustrado los mensajes de esta campaña que parten de la pregunta: ¿Será que hombres y mujeres no tenemos las mismas oportunidades para acceder a alimentos nutritivos?

Se han elaborado piezas gráficas y una animación en “stop motion” y, para ello, se ha querido eliminar la victimización de las mujeres y crear escenarios reales y de aparente normalidad en regiones del país. Una de ellas es Junín, donde hay el mayor índice de violencia contra la mujer, pero al mismo tiempo es la zona con mayor producción de café, y por ello uno de los escenarios elegidos en las ilustraciones es un cafetal. Hay estudios en la zona que demuestran que las cosechadoras agredidas tuvieron cero productividad con respecto a las que no sufrieron ningún tipo de violencia. Si a ello se le suma que no saben ni leer ni escribir, y que no tienen algún tipo de ingreso propio, ¿cómo pretendemos que eso no se refleje en la alimentación que esas mujeres les dan a sus hijos?

TAGS RELACIONADOS