Desde los dos años de edad, Francisco Serracín bebe y ama el café. "Mi recuerdo de infancia más entrañable es el aroma del café natural en casa de mis abuelos; aquel olor dulce, frutado", cuenta Francisco, quien hasta hace no mucho tomaba 18 tazas al día. Un gusto nada extraño para un catador de la bebida negra.

El hombre sentado frente a nosotros es la quinta generación de una familia de caficultores de Boquete, en Panamá. Además de productor y exportador del exclusivo café Don Pachi.

Su tatarabuela empezó el negocio en 1873. Y un siglo después, su padre introdujo en su país el café Geisha, el más caro y exótico del mundo. Su fragancia a jazmín y sabor a chocolate y frutas tropicales hacen que el kilo pueda llegar a costar $1250.

Duelo de cafetaleros. Con toda esa experiencia, Francisco Serracín ha llegado a Lima para ser el juez principal del VIII Concurso Nacional de Cafés de Calidad.

En la final de este encuentro, que se realiza hoy, mañana y el sábado en la Expo Café del Centro de Exposiciones Jockey Club se presentarán las mejores variedades de 14 zonas cafetaleras del país, como Villa Rica, Tocache, Jaén, Quillabamba y Moyobamba.

Un grupo de catadores nacionales y extranjeros, liderados por Francisco, evaluarán la fragancia (del café en seco), el aroma (al mezclarlo con agua a 93°C), la acidez, el cuerpo, la dulzura y el sabor de estas tentadoras pócimas oscuras.

Las variedades con mayor puntaje irán a una subasta online con catadores y empresas internacionales.

El mejor del mundo. "Estamos evaluando cafés muy agradables, muy cítricos, con tonos a chocolate, a caramelo y uno que otro floral (...) El café peruano es muy bueno. Perú tiene todas las condiciones para producir de los mejores cafés del mundo", asegura Serracín.

Y no se equivoca. Perú es el principal productor de café orgánico en el mundo y el quinto en el ranking mundial de producción del grano color ébano.

Hace apenas dos años, el café Tunki, de Puno, ganó como Mejor Café Orgánico del Mundo en la Feria Internacional de Cafés Especiales. Y todo parece indicar que los años venideros no serán la excepción.