¡Que viva la pasta!
¡Que viva la pasta!

En las últimas semanas se han registrado en nuestra capital varias aperturas de restaurantes de corte italiano y tengo la suerte de ser parte de uno de ellos.

La cocina italiana siempre ha sido una de las más populares en todo el mundo. En Lima tenemos algunos clásicos como Elia y El Italiano, y versiones más contemporáneas como Symposium o Los Bachiche, originalmente abierto por Acurio Restaurantes. Pero este año hemos sido testigos del nacimiento de lugares que van a rescatar el lado italiano más tradicional.

Opciones. El primero que empezó a sonar fue Mattoni, la nueva propuesta del gran chef Diego Sorni, quien lidera Cabos en La Punta, y finalmente nos acerca un poco a su cocina. Diego posee muchísima experiencia y sus sabores son honestos. Sus platos están marcados por el respeto que siempre tiene al insumo. En Mattoni no solo hay cocina italiana, sino también sánguches deliciosos y un brunch que estoy seguro va a dar que hablar.

Hace pocos días abrió Troppo, liderado por Simone Nebbia, un italiano que radica hace varios años en nuestro país y ha trabajado en sitios como Casagrande Davia, Pan Sal Aire y Symposium en Lima. Su sazón es elegante y muy apegada a su Italia natal. El local está ubicado en una elegante zona de San Isidro, y aparte de las pastas cuentan con pizzas y platos como risottos, vittelo tonato entre otros.

No obstante, el espacio con el que tengo más cercanía se llama Pasta y estoy muy contento de formar parte este equipo. Los dueños principales y chefs se llaman Juan Manuel Umbert (cocina) y Janice Buraschi (pastelería), uno no pasa los 30 años y el otro tiene 25 (no voy a decir cuál es cuál). Son dos chicos con un talento muy grande y gran potencial. Han pasado por cocinas de Londres y Nueva York, y en Lima han trabajado en Urban Kitchen, Félix, Cosme y Siete.

Todo lo que se hace en el restaurante es artesanal, desde la pasta hasta el pan, pasando por los quesos. Es un espacio pequeño y muy acogedor, solo 30 sitios con dos barras que van a hacer que la gente disfrute de la comida y de un gran ambiente. También está localizado en San Isidro, en la calle Choquehuanca para ser exactos.

Si se animan a ir, no dejen de probar el pan casero con straciatella, los papardelle con ragú de carrillera y los agnolotti de hongos.

Mención especial son los postres: todos son de altísima calidad y adictivos. ¿Mis favoritos? La crema volteada de café y el budino di riso.

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