Unidos más que nunca
Unidos más que nunca

Lo que todos vimos como una “situación difícil” al inicio de la cuarentena, porque nos tocaría cerrar nuestros restaurantes de manera obligatoria por 15 días, es hoy -a 91 días de aislamiento- un gravísimo problema que sobrepasa el daño financiero y su impacto alcanza muchos otros aspectos de nuestra vida.

La palabra “reinvención”, que ha sido la más usada en los últimos meses, se convirtió en sinónimo de esperanza. Hay quienes la utilizan con mucha fe en que su nueva estrategia de envío a domicilio los ayude en su recuperación empresarial; otros van perdiendo el entusiasmo, ya que son muy pocas las posibilidades de negocio en las que pueden desenvolverse. Y también están los que simplemente perdieron la fe en la recuperación inmediata y, con ello, se resignan a atravesar una crisis severa.

No obstante, dentro de este panorama, definitivamente surgirán oportunidades para algunos, quizás para aquellos negocios pequeños que hasta marzo no estaban en el radar de sus posibles clientes, que no se ubicaban en la mejor zona, ni contaban con una infraestructura más moderna o con la suficiente capacidad para pagar por promocionar su imagen. Hoy, ellos, podrán enviar su comida directo al comensal y darse a conocer.

Todos esos negocios, que no son pocos, tienen la gran posibilidad de competir casi en las mismas condiciones con un restaurante 5 tenedores. Basta con cumplir las respectivas medidas de seguridad alimentaria para estar en el mismo juego. Como ya sabemos, las épocas de crisis también pueden convertirse en un gran reto, en el momento propicio para que puedan dar a conocer su trabajo.

LOGROS. Recordemos que la comunidad gastronómica ha alcanzado las cosas más impensables en momentos por los que el país pasaba por crisis económicas y sociales. El punto de partida fue siempre el profundo respeto entre sus miembros, la generosidad y el apoyo incondicional. En base a esa fuerza es que se han logrado grandes cosas, como el respeto a las vedas, que hasta hace pocos años era inimaginable; pagar el precio justo por productos de la biodiversidad peruana, que no encontraban reivindicación; incluso la misma cocina que siempre fue considerada una actividad sin mayor relevancia, se convirtió en una profesión a la que muchos jóvenes querían dedicarse para representar a su país. Además, lo más importante, el peruano de ahora siente que su cocina es lo que mejor lo representa y eso es motivo de orgullo.

Después de repasar todo lo sucedido, reafirmo que la gran comunidad que somos hoy es, en parte, gracias a todas las dificultades que hemos atravesado juntos. Esta situación no puede parar lo construído por todos nosotros. Con fuerza, generosidad y responsabilidad saldremos adelante y seguiremos llevando nuestra cocina por todo lo alto.

Con fuerza, generosidad y responsabilidad llevando nuestra cocina por todo lo alto.