Armando Rodríguez: “El yoga te da un plan de vida más saludable”
Armando Rodríguez: “El yoga te da un plan de vida más saludable”

“No juzgar y perdonar” es una frase que repite Armando Rodríguez, un hombre que ha hecho del campo su lugar de trabajo para albergar a miles de turistas que buscan salir de la rutina. Internarse en Tambo Ilusión, ubicado en Tarapoto, es una buena oportunidad para el visitante que quiere rendirse a la tranquilidad.

¿A qué edad empezó a sentir un contacto especial con la naturaleza?

Desde niño siempre me gustó salir al campo, me fascinaba la idea de dejar la ciudad e iba a la sierra de Lima, a Obrajillo o Santa Eulalia. Recuerdo que en esa época me convertí en un niño scout. Luego, a los 22 años, salí de la capital y fui a Cusco para empezar a trabajar como guía de caminatas en el Inca Trail y otras rutas. Soy fotógrafo de profesión y hacía postales para distintos lugares de turismo y restaurantes. Más tarde me inicié en el rafting, que es el descenso en el río.

¿Cuándo se enamoró de la selva?

En uno de esos viajes hice una bajada al río Tambopata y tomé la dirección hacia Madre de Dios. Recuerdo que remé 9 días para llegar y fue la primera vez que conocí la selva, me enamoré. Luego me fui a vivir a Puerto Maldonado con mi esposa e hijos, pero por cosas del destino me metí a la minería artesanal y estuve un par de años en ella. En el fondo siempre busqué tener un lugar de campo, no sabíamos si en la sierra o en la selva, pero Cusco era muy caro y Puerto Maldonado no nos gustó mucho. Cuando encontramos este sitio, nos dimos cuenta de que tenía un gran potencial.

¿En qué año adquiere esta propiedad? 

Yo llegué a Tarapoto en 1985 y en ese momento me mostraron el lugar, después de un mes decidí comprarlo. No era como lo vez ahora, con un gran bosque, sino que tenía un terreno para la ganadería. Retiré el ganado y empezamos a hacer reforestación, a sembrar y cuidar la región natural; lo que ahora vemos es la regeneración ambiental, que consiste en dejar que el bosque por sí mismo se recupere. También hemos ayudado en la siembra de diferentes especies de árboles como caoba y cedro, pero sobre todo de rápido crecimiento como el pucaquiro y yanabara.

¿Tuvo alguna ayuda de la comunidad? 

No, solo fuimos mi esposa y mis hijos, nadie me ayudaba. Pero la historia tomó otro rumbo. A los pocos años que llegué empezó el terrorismo y tuve que huir de aquí. Mi proyecto de atender turistas y construir los tambos tuvo que retrasarse unos 20 años. Entonces volví a la fotografía, al turismo en Cusco. Adquirimos más experiencia en ese rubro y al final regresé con la intención de revivir mi proyecto, por eso lo llamé Tambo Ilusión.

¿Cuándo se inauguró este bosque de protección? 

En 2003 tuve que hacer el inventario de especies forestales, anfibios y mamíferos para presentar al Servicio Nacional de Áreas Protegidas por el Estado la sustentación de área de conservación. Tuve que justificar la flora, fauna, el bosque, las lagunas. Lo hice porque veía que otros propietarios cercanos no cuidaban sus tierras, criaban chanchos, lavaban ropa y no conservaban las aguas, y eso hizo que la laguna perdiera vida. Para mí, este reservorio es un miniparaíso, es la princesa de este escenario, además que el agua que parte de aquí llega al río Ahuashiyacu, muy importante en esta región. Fui aprobado como área de conservación en el 2010, pero para ese entonces ya había construido un par de casitas de barro y poco a poco he ido avanzando, ahora tengo 6 habitaciones y 14 camas.

¿Cómo inician los programas de internamiento y preparación del ayahuasca? 

Siempre hemos estado ligados a las ceremonias de ayahuasca. Como vivo aquí, hay una gran costumbre del pueblo nativo y local de tomar la planta para ciertos tratamientos, yo la probé hace muchos años. Aquí los maestros de ceremonia me piden el lugar para realizar estos eventos. Empecé con un programa para las personas que querían hacer retiros con plantas medicinales y así lo hemos venido trabajando. Además, fomentamos el reiki y la alimentación vegetariana, es una combinación que desintoxica al ser humano, ya que el yoga te da un plan de vida más saludable.

¿Cuánto ha impactado el mundo espiritual a su vida? 

Bastante. Esto ha llevado a que, por ejemplo, mi pareja Johanne Delisle, que es de Canadá, se convierta en profesora de yoga. Cuando nos conocimos, nos enamoramos y juntamos nuestros conocimientos. El yoga, la comida vegetariana, junto a la experiencia del turismo, han ido muy bien. Con el tiempo logramos un atractivo, un producto turístico que tiene sus bondades.

DATO

Armando Rodríguez. Empresario. Adquirió Tambo Ilusión en 1985 y lo convirtió en un bosque protegido donde cientos de visitantes acuden para conectarse con la naturaleza y la vida sana.

700 turistas que buscan una vida saludable llegaron al lugar el año pasado.

2010 se aprobó a Tambo Ilusión como un área protegida.

31 años tiene la propiedad en manos de Rodríguez.