A los 10 años, Beatriz Merino escuchó por primera vez la palabra “Harvard” y, a partir de ese momento, orientó sus esfuerzos por lograr pisar esa prestigiosa casa de estudios. El dinero no debía ser un impedimento para que una mujer, cuyo padre era empleado público y su madre ama de casa, pudiera lograrlo. Por eso, cuando se le pregunta sobre el significado que tuvo recibir un reconocimiento de dicha institución por su labor en el sector público y privado, ella responde que traspasó todos sus sueños.
Perú es uno de los países que hasta ahora tiene una de las más bajas representaciones femeninas en política. Imagino que en algún momento debió haber encontrado obstáculos, como mujer, en su carrera pública...
Cuando yo ingresé a la política, la mujer no llegaba ni al 10% de la representación en el Congreso, hoy llega al 22%. Quizá cuando era primera ministra me di cuenta lo difícil que era, no para mí, sino para los hombres. Ellos pertenecían a una generación donde nunca habían tenido una jefa mujer o ni siquiera habían tenido mujeres que eran pares. Recuerdo con mucha claridad que el primer día que me tocó pasar revista a las tropas, con los almirantes y generales del aire, me miraban con una cara entre atónita y absorta. Mi padre solía decir: “Uno vive la vida como los grandes nadadores, se arroja a nadar y nunca pierde el tiempo en mirar el carril del costado”. Una nada contra su propio tiempo y eso es algo que las mujeres deben recordar.
Como defensora del pueblo exhortó a las autoridades a implementar políticas contra la violencia a la mujer, pero vemos que no se ha avanzado casi nada...
He estado revisando algunos documentos y me he quedado realmente preocupada. Cómo es posible que en el 2015 murieran 29 mujeres en Puno por mortalidad materna. En el 2016 murieron 13 y en lo que va de este año ya han fallecido 14. En el caso de violencia, en más de 80 % de casos de feminicidios, los fiscales no adoptaron ninguna medida de prevención cuando la mujer, que luego murió, pidió alguna medida de protección. A la mujer la maltratan porque el Estado no da medidas preventivas para protegerla.
¿Qué opinión le merece que la bancada mayoritaria haya derogado el decreto que agravaba las penas por feminicidio y crímenes de odio?
No he seguido ese debate con atención. Me parece que la solución para todos estos problemas, que dicho sea de paso lo recomienda el Fondo de Poblaciones de las Naciones Unidas, es que debe haber una sola ley integral para combatir la violencia. Si ese gesto no viene acompañado de una ley integral, entonces podríamos hacer un juicio duro.
¿Por qué cree que hasta ahora la imagen del funcionario no es del todo bien vista?
Por la corrupción como la que estamos viendo, sobre todo en estas últimas semanas. Yo digo que ya no hay tiempo que perder, están los libros escritos sobre lo que la corrupción le ha costado al Perú, vivimos toda la etapa de Montesinos, todos esos años en que se compraba a un funcionario o hasta un magistrado supremo o un militar. No podemos olvidar eso.
¿Cree que hemos vuelto a caer en lo mismo con los expresidentes y funcionarios que recibieron sobornos de Odebrecht?
Como país hemos caído nuevamente en la angustia y depresión que esa etapa nos dejó y creo que ahora estamos en shock. Todavía no está toda la información, espero que pronto se esclarezca y se diga: “Estos son los que recibieron dinero y ya están en la cárcel” porque en una democracia nadie esta por encima de la ley ni el Presidente de la República. Nadie.
Hasta ahora el único que tiene pedido de prisión preventiva es Alejandro Toledo...
Me imagino que los fiscales no habrán dictado otras porque no tienen en este momento las razones para hacerlo. Yo creo que este es un caso donde se va a cumplir ese aforismo antiguo: “Justicia retardada, justicia denegada”. O sea, si no apuramos el paso en todos estos temas, no va a quedar una buena secuela.
Para finalizar, ¿qué sensación le genera hoy Alejandro Toledo, con quien trabajó en su gobierno?
No me genera ninguna sensación. Yo sinceramente al comienzo, cuando vi todas estas declaraciones, tuve una mezcla de tristeza y decepción, pero rápidamente a esos sentimientos los acompañó la ira. Creo que en este país es más que un pecado original sacarle un centavo del bolsillo a un pobre, a estas mujeres puneñas que mueren por falta de atención médica.
DATO
Beatriz Merino, abogada. Miembro Academic and Professional Programs for the Americas (Laspau). Actualmen-te es la presidenta ejecutiva de la Universidad César Vallejo.