Reconocidos científicos explican por qué los animales deben ser considerados personas con derechos, y que no debe existir una línea de demarcación entre los seres humanos y los animales. Salon, medio estadounidense, presentó interesantes argumentos.
El científico Lori Marino lamentó que no “hay nadie aparte de un ser humano que sea considerado una persona”. “Todos son considerados bienes, sin importar lo complejos que sean o cuánto los amemos. No tienen derechos inherentes a ellos”, indicó.
Salon citó que las orcas tienen “grandes cerebros, estructuras sociales complejas, comunicaciones misteriosas y un sexto sentido alucinante”, y además que “los chimpancés y todos los grandes simios, los elefantes, incluso los gatos, perros, cerdos y ganado, tienen centros emocionales más desarrolladas de lo que suponíamos”.
Gregory Berns, una neuroeconomista la Universidad de Emory, refiere que la capacidad de experimentar emociones positivas, como el amor y el apego, significaría que los perros tienen un nivel de sensibilidad comparable a la de un niño humano y esta habilidad sugiere un replanteamiento de cómo tratamos los perros. “Debe haber una especie de personalidad limitada para los animales que se demuestra con evidencia neurobiológica de las emociones positivas”, indicó.
El biólogo marino Jeff Schweitzer dice: “Ignoramos el hecho inconveniente de que, para definir y medir la inteligencia, lo hacemos en términos de nuestras mayores fortalezas. Excluimos arbitrariamente bajo la definición de inteligencia superior de las funciones cerebrales en otros animales”.
El científico Thomas White señala que los delfines pueden ser creativos, ejemplificando con el caso de “Malia” un delfín hembra de Hawai que realiza acrobacias más allá de lo que sus entrenadores le han enseñado.
Citando el hecho de que los delfines usan datos de ecolocalización, Salon continúa: “Esto indica claramente que los delfines y particularmente las orcas –en quien hemos observado las habilidades acústicas más desarrollados, así como las más elaboradas estructuras sociales y comunicativas de las familias de los delfines– tienen una poderosa conexión emocional y empática entre sí, y que son parte integral de sus propias identidades personales como seres en el mundo. Su unión los define como personas”.
A decir de Salon la definición tradicional de la personalidad es profundamente antropocéntrica, en base a una experiencia del yo que se fomenta con comportamientos altamente individualizados. Pero los cetáceos, por otro lado, se tienen una “experiencia de sí mismos” completamente diferente, motivada por un medio acuático que produce seres altamente sociales y empáticos.
DERECHOS. Sin embargo, cuando empezamos a redefinir la personalidad de una manera menos antropocéntrica -subraya- hay ramificaciones profundas y ese camino conduce inevitablemente al reino de la ley y los derechos legales.
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Lori Marino y algunos activistas han iniciado un Proyecto de Derechos No-humanos para dotar a los animales de derechos propios.
La pimera meta del proyecto es lograr la libertad de cuatro chimpancés en el estado de Nueva York. Steven M. Wise, fundador y presidente del proyecto, declaró: “Nunca nadie ha reclamado el derecho legal de un animal no humano, hasta ahora. Cuando vayamos a los tribunales en nombre de los primeros demandantes de chimpancé, estaremos pidiendo a los jueces reconocer, por primera vez, que estos seres cognitivamente complejos y autónomos tienen el derecho legal básico para no ser encarcelados”.
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