¿Cómo vive el magnate de 85 años que donó casi toda su fortuna a causas humanitaria?
¿Cómo vive el magnate de 85 años que donó casi toda su fortuna a causas humanitaria?

Trabajó durante décadas como empresario y logró crear un imperio que le dio una inmensa fortuna. Ahora Charles Feeney acaba de terminar de donar los 8.000 millones de dólares que había prometido dar a causas humanitarias.

Desde su retiro de los negocios, "Chuck" -como lo conocen- decidió cambiar su estilo de vida y ser austero y solidario que podía. Su desprendimiento lo convirtió, según la revista Forbes, en el filántropo estadounidense que ha donado mas dinero en proporción a su riqueza.

Feeney, uno de los hombres más ricos de EE.UU., ha cedido un 373.000% de lo que posee actualmente, que es poco más de dos millones de dólares para sus gastos de salud, alimentación y vivienda para él y su esposa en lo que les resta de vida.

"En los últimos 30 años implementó una 'operación clandestina'" para entregar sus millones. Su fundación Atlantic Phipanthropies "ha donado 6.200 millones desde su creación en 1982", reporta el portal Milenio en relación a las decenas de veces que "Chuck" ha viajado por el mundo a repartir su dinero.

Fue en ese año en que, "después de garantizar el futuro de sus hijos", Feeney comenzado el proceso para desprenderse de su fortuna. Y cumplió su meta: a fines de 2016 completó los 8.000 millones que deseaba repartir con la donación de 7 millones para ayudar a los estudiantes de la Universidad Cornell, donde estudió.

Proveniente de una familia de clase media, Feeney es el primero de su familia en alcanzar un título universitario. En 1960, junto a Robert Miller, fundó la empresa Duty Free Shoppers (DFS), compañía pionera en la venta de productos libres de impuestos en los aeropuertos.

"The New York Times" señala que a Feeney no se lo ha visto "en los lujosos restaurantes" de Manhattan, sino en "los hogareños confines del Pabellón Irlandés de Tommy Makem en la Calle 57, comiendo hamburguesas".

Ahora vive en un departamento alquilado en San Francisco y, debido a que no vivió con grandes lujos en su vida, no siente la falta de su fortuna.

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