Nadie está libre de sufrir una enfermedad, pero cuando el afectado es un niño sentimos tristeza y preocupación porque, por una cuestión natural, la imagen de los niños está relacionada con la alegría, la energía y la salud; no con un estado de padecimiento. Pero que un niño esté enfermo no significa que tenga que perder su alegría ni sus ganas de jugar y aprender.
Esta idea la comparte y la promueve la Fundación Telefónica a través de su programa “Aulas Fundación Telefónica en Hospitales”, que desde hace 12 años brinda una alternativa educativa en distintos hospitales a nivel nacional, donde beneficia a niños y adolescentes que permanecen largos periodos internados.
Compartir experiencias.
Pero como no son los únicos que realizan esta labor, con la finalidad de conocer y reflexionar sobre la atención, necesidades y educación del niño hospitalizado, Fundación Telefónica organizó el “I Encuentro Internacional de Aulas Hospitalarias: experiencias exitosas de educación inclusiva en el ámbito de la salud”.
En el evento participó Carmen Hermo, especialista venezolana en pedagogía hospitalaria, quien compartió la experiencia de la educación hospitalaria en Venezuela. Conversamos con ella y nos confesó estar gratamente sorprendida con el trabajo que las entidades privadas realizan en el tema de la pedagogía hospitalaria, pero señaló que aún falta mucho por hacer.
Importante diferencia. “En Venezuela tenemos escuelas hospitalarias, aulas anexas a hospitales y centros educativos hospitalarios reconocidos por el Ministerio de Educación y la atención está normada por proyectos de aprendizaje, lo que nosotros llamamos proyectos especiales integrales comunitarios”, explica la doctora Hermo.
Frente a esa situación, preguntamos a Lillian Moore, gerente de Proyectos Sociales y Educativos de la Fundación Telefónica, cuál es la realidad en el Perú. “El programa aún no es validado por el Ministerio de Educación. Lo que se busca es que los estudios que realicen los niños pacientes les sirvan para convalidarlos en la currícula escolar, y de esta manera no se atrasen en sus estudios. El niño, mientras estuvo con nosotros ha aprendido, no estuvo únicamente hospitalizado, también desarrolló competencias”, explica Moore.
Beneficios para el niño. Durante su estancia en el hospital, el niño no solo recibe tratamiento médico, también participa en actividades que refuerzan sus capacidades para leer, escribir y razonar. En el caso de las aulas de la Fundación Telefónica, se les enseña a acceder a información a través de la Internet, que les permite descubrir, divertirse, imaginar y conectarse con el mundo exterior.
“Tenemos un horario de casi 4 horas de lunes a viernes, hay docentes capacitados y comprometidos que manejan una biblioteca móvil, juegos didácticos, equipos informáticos, conexión a la Internet, discos multimedia, entre otros materiales educativos”, detalla Lillian.
Si bien el camino que le garantiza al niño hospitalizado su derecho a estudiar ya ha comenzado, aún hay mucho por hacer. Lillian espera que ahora, luego del encuentro, mucha más gente se comprometa con el tema, no solo el Estado, también las empresas privadas y las personas en general.