Pauline Potter, considerada como la mujer más gorda del mundo por el libro Guinness, reveló que tener relaciones sexuales con su exesposo la ayudó a perder kilos.
La mujer decidió, con sus 133 kilos de peso, dejar de ser la mujer más gorda del mundo y por ello, se sometió a una "terapia de agua", además de sustituir "la mayor parte, no todo, de la comida chatarra por fruta y verdura".
Sin embargo, la clave de los 45 kilos que ya ha perdido son las relaciones que tiene con su exmarido, con quien se separó en el 2008.