¿Dónde están las mujeres?
¿Dónde están las mujeres?

Uno de los aportes de la movilización que han emprendido las mujeres en el mundo es su capacidad de organización. Y en un medio tan caótico y poco cohesionado como el peruano, eso resulta ser un bien invaluable. Esto se ve reflejado en que el poder de una causa como “la de las mujeres”, que tiene como potenciales voceras y activistas a la mitad de la población, se concentra en expresiones de voces auténticas en diversos ámbitos, como el deporte, la literatura, la música, el periodismo, la empresa o las ciencias. Todas están preguntándose por la situación de las demás en los respectivos campos en los que se desenvuelven. Por mi parte, he conversado con varias colegas y amigas sobre la necesidad de mirar dónde y cómo está el sexo femenino en esto que llamamos el mundo de la alimentación. Por ejemplo, está comprobado que a menor nivel de educación de la madre, mayores son las probabilidades de que su hijo sufra de desnutrición. De igual manera, los índices de violencia sexual y doméstica que padecen las niñas en nuestro país, y la dramática estadística de 15 menores de edad de entre 11 y 15 años dando a luz cada día en el Perú, nos dicen que garantizar el acceso de niños y niñas a una buena educación no puede limitarse a construir escuelas ni a vetar un currículo.

NECESIDAD DE IGUALDAD

En el sector agrícola, la situación no cambia. Las mujeres solo hacen uso de un promedio de 1.8 hectáreas de tierra cultivable; mientras que los hombres, de tres. Algo similar sucede con la asistencia técnica, la cual alcanza solo al 10% de agricultores, en su mayoría masculinos, y no incluye perspectiva de género alguna en su formulación. Sin embargo, son mujeres y niñas las que se encuentran más profundamente involucradas en los aspectos de producción, procesamiento y distribución de bienes agrícolas. En lo que respecta al mundo de la gastronomía, también se comenta que “no hay mujeres” y, efectivamente, si de lo que estamos hablando es de que hay pocos rostros femeninos en la alta cocina, toca preguntar por qué. Cuando de este rubro se trata, el sexo femenino pareciera haber copado lugares no solo a nivel de producción agrícola, sino también en otras áreas, que van desde la cerámica utilitaria, el diseño gráfico, la arquitectura y la fotografía, hasta el periodismo gastronómico, la investigación culinaria, el estilismo de alimentos, la divulgación científica, la asistencia técnica en nutrición, el activismo político, el desarrollo de emprendimientos caseros y un largo etcétera, que no es otra cosa más que parte medular de una industria pujante que le da soporte a iniciativas muchas veces lideradas y financiadas por hombres.

EN LA LUCHA

Finalmente, en el hogar, la voz convocante de las mujeres también está a la espera de ser puesta en valor por la experiencia que les da lo cotidiano y su capacidad de transformación desde el calor de sus cocinas. Ellas todavía tienen la magia de poder reunir a las personas que uno ama alrededor de una mesa. Hay, entonces, motivos para pensar que los grandes cambios de este nuevo siglo tendrán voz femenina.

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