Sobre si hubo o no un momento que determinara su inclinación por la gastronomía Flavio responde: “No fue una cuestión que surgió en mi adolescencia. Desde niño me iba al mercado (del Rímac), recuerdo el olor de la zona de especias y de los ajíes molidos con vinagre”. Fue así como desde pequeño se convenció de algo que solo el tiempo atestiguaría. Quería ser cocinero. Hoy, veintidós años después de haber tomado aquella decisión, el reconocido chef confiesa que seguir su vocación representa el mayor logro de su vida.
Eres un referente de la cocina peruana, ¿en algún momento te imaginaste llegar a este punto?
No siento que me haya elevado a un punto, siento más bien una línea horizontal por la que vas avanzando y en el camino vas trabajando temas que te interesan; pero de repente escuchas una voz que te dice: “Oye, por si acaso, eres un referente y tu trabajo le interesa a mucha gente”, y es un gran cumplido. Una motivación.
Pero también debe ser una gran responsabilidad, ¿cómo lo manejas?
Feliz, muy tranquilo porque sé que cada cosa que hago siempre es bien recibida. Disfruto de esta serie de reconocimientos, y hay tanto por hacer que no tienes que buscar una aguja en un pajar para seguir avanzando. Me encanta vivir esta época que es un mar de posibilidades.
¿Quiénes consideras que han sido tus máximos referentes?
Mi abuela y mi mamá.
¿Cómo tomó tu familia tu decisión de estudiar cocina?
No dudé nunca de hacer lo que hago. Mi familia lo tomó bien, mi papá fue el único que dijo: “En qué te estás metiendo”.
¿Cómo te defines como chef?
De alguna manera perfeccionista, no tanto por el lado de la presentación sino por el tema del sabor.
Has asistido a varios festivales de gastronomía en el exterior, ¿en qué crees que radica el éxito de la comida peruana?
En que la cocina peruana ha tenido un mediano desarrollo, pero ha recibido mucha influencia no solo de otros países también local, entre departamentos. Además, la despensa peruana es amplísima, eso ha generado la cocina que hoy conocemos todos.
Has escrito un libro, has conducido un programa de TV y has representado al Perú en varios festivales, ¿qué te hace falta por hacer?
Me falta ver a los peruanos más informados de su cultura gastronómica.
¿Recuerdas alguna anécdota como chef que te parezca curiosa?
Una interesante me ocurrió en México. Era la cena inaugural de un festival gastronómico peruano y me tocó preparar una sopa para los mexicanos. Hice la sopa de frijoles. La servimos y la gente se volvió loca. Era exquisita. Y a la cocina entró un chef de una catering gigante de México para saber qué tenía. Vio todos los ingredientes y no daba con cuál era el que le daba el sabor. Resulta que era la chalona, una carne de cordero con sal. El respondió: “Esto es el alma de la sopa”.
¿Qué novedades nos trae Mistura para esta sétima edición?
Hay varias cosas interesantes. Tiene un espacio cervecero para que la juventud conozca la historia de la cerveza artesanal. La otra parte es la zona de los bares donde participarán los más renombrados. También tenemos el mundo dulce con las mejores representaciones dulceras del país y un espacio para niños en donde ellos podrán conocer la propuesta de Mistura, pero de una manera lúdica.