El pastor alemán, que acudía todos los días a misa en busca de su fallecida dueña, murió a los doce años de edad. La historia de este fiel compañero saltó a las páginas de los diarios hace un mes, cuando un periodista del diario 'Il Messaggero' lo conoció.
Desde el fallecimiento de la mujer, el can acudía corriendo a la Iglesia de María Asunta, en San Donaci, Italia, cuando escuchaba repicar las campanas de la Iglesia y se situaba al lado del altar. También iba todos los días al cementerio donde estaba enterrada su propietaria a la que, según cuentan los pobladores, seguía a todos lados.