Lida Rosa Guerrero Santacruz, una ciudadana paraguaya de 30 años, se defendió de su crimen: “una voz me dijo para matar a mi hijo y huir”. La familia de la filicida afirmó a las autoridades que padecía de trastornos mentales.
Debido a su trastorno mental, sus familiares le habían apartado a sus hijos de 7 y 5 años, además de todos los objetos que podrían ser usados como armas.
Pero la mujer habría acudido donde un vecino para pedir prestado un cuchillo, para supuestamente 'cortar y unir los cables de un ventilador', y las sospechas se dieron luego de varias horas.
Encontraron en la vivienda de la filicida al bebé sin vida y bañado en sangre, pero no a la madre de la criatura. Después de una intensa búsqueda entre las autoridades policiales y algunos vecinos, la mujer fue encontrada en un maizal totalmente desnuda, a más de 3 km de su vivienda.
Algunos testigos indicaron que la perturbada mujer pidió a la policía que la mataran y que no recordaba nada de lo sucedido, además de no mostrar arrepentimiento por lo sucedido.
Actualmente está detenida y en manos de la justicia. Por su parte, la madre de la filicida afirmó que 'ella nunca dijo que le iba a hacer daño a sus hijos, al contrario, decía que quería protegerlos de alguien que supuestamente le decía en la cabeza que vendría y se llevaría todos los órganos de las criaturas'.
'Había días en que se encerraba con un feroz machete, una azada, una pala o algo con que poder defenderse en caso de que ese alguien viniera a buscar los órganos de sus hijos', añadió.
El padre del bebé asesinado, Moisés Silva Ojeda, huyó días antes, luego de terminar herido en el brazo por un arma blanca tras una fuerte pelea con Lida, quien también habría querido estrangular a su hijo de 7 años.