Navidad en familia: Preguntas incómodas y cómo afrontarlas
Navidad en familia: Preguntas incómodas y cómo afrontarlas

Llega la época del año en que la familia se reúne en en torno a una mesa para congratular el nacimiento de Jesús de Nazareth. Sin embargo, la Navidad suele traer también situaciones familiares más bien incómodas. No obstante, las maneras de librarlas no son de otro mundo. 

Los momento de incomodidad —es regla— suelen surgir ante preguntas que las más de las veces no vienen a lugar. Los tópicos son diversos; aquí en Correo hacemos una pequeña selección, a modo de antología de la incomodidad navideña. 

El mentado novio o novia 

Inevitable en toda reunión por fiestas de fin año, como el chocolate caliente en un tiempo de 27 o 28 grados centígrados en época de incipiente calor, es el pariente que, solícito, eleva la pregunta al sobrino o a la sobrina respecto a una potencial pareja. 

"Qué dice la novia, sobrino. Por qué no la has traído...", suelen decir, a veces, los curiosos tíos en estos casos, que se aprestan a pensar que las relaciones afectivas tendrían las características del equipaje doméstico. 

Ante esta situación, lo mejor es aclarar el contexto. De contar con una pareja cuya ausencia se hace notar en la distribución de las piezas de pavo en la mesa navideña, la salida fácil y locuaz es argumentar que el novio o novia pasa las fiestas con su respectiva familia. 

Por otro lado, si el contexto es la soltería, lo más sencillo es bromear culpando a Papa Noel por no haber "traído" a la pareja ideal. También existen otras posibilidades: mentir piadosamente, ser honesto o pedir otra porción de pavo e ignorar al pariente preguntón. 

 Matrimonio

Pasan los años y la tradición matrimonial se abre paso entre las copas de champán Noche Buena. "Cuándo te casas, hija. No se te vaya a pasar el tren", suele preguntar, no sin malicia, tal o cual tía por demás identificada como generadora de situaciones incómodas en el seno familiar. 

Las respuestas eficaces son diversas: a) Apelar a la ignorancia y librar el paso con un cordial "no lo sé"; b). Torear la cuestión con una sutil desviación hacia la dinámica matrimonial; c). Manifestar que estás en contra de cualquier clase de institución social; d). Afirmar que la monogamia no se encuentra entre tus planes a futuro. 

Kilos de más

Como el panetón, mucho menos faltará en la mesa el pariente con visión de balanza electrónica. Kilos de más, kilos de menos, siempre habrá un comentario respecto al porcentaje de lípidos en el cuerpo de los más vulnerables. 

En cualquier caso, una de las salidas es tomarlo con humor, comentar que es la época y culpar al panetón. Sin embargo, lo más propicio es incidir en la impertinencia de la pregunta. Y, claro, coger otra tajada de panetón. 

 La tesis

Poco usual en la mesa onomástica en torno a la llegada de Cristo, la pregunta por la tesis no es, pues, del todo extraña. La respuesta, es evidente, irá en función a la existencia de la supuesta tesis. En cualquier caso, en época de fiestas, las vacaciones reinan. Lo más propicio es desviar el tema, comentar que va avanzando o mencionar que ya falta poco. 

Las comparaciones 

La rigidez del panetón, la aridez del pavo, la insipidez del chocolate, el calor, los niños correteando con sus juguetes nuevos, todo es soportable durante el nacimiento del niño Jesús. Pero llega el momento de las comparaciones y el encanto desaparece. 

Tíos, tías, abuelos, abuelas, primos mayores, padrinos, etc., suelen hacer comentarios de esta clase, rememorando bien tiempos pasados o a modélicos sobrinos, nietos o ahijados. 

Ante estas situaciones, lo más conveniente es guardar un perspicaz silencio y mantener la paciencia mientras los comentarios sean tolerables. No obstante, siempre está la opción del smatrphone y una instantánea abstracción del mundo en las redes sociales.