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Minutos antes del partido, en medio de la cancha, “Paolo Guerrero” y “Alondra” bailaron un pícaro huayno. Eran internos del pabellón “A” animando el inicio del mundialito en el penal de Huamancaca. Pero los del pabellón “B” no se quedarón atrás, sacaron a sus negras chinchanas para guapear un santiago. Una fiesta deportiva donde el más ingenioso ganaba. Hubo de todo: baldes convertidos en tambores, un muñeco gigante de papales, que animaron la mañana de los 1929 internos de los 7 pabellones.

PREMIOS. El primer puesto en alegorías se lo llevó el pabellón “A”, el segundo el “B” y el tercero el “F”. Pero eso no importaba mucho para los internos, las risas salían cuando dos internos, vestidos de negras chinchanas, sacaron a bailar a sus compañeros; cuando otros dos internos del pabellón “A”, se vistieron como Alondra y Paolo Guerrero para sacar a bailar a los directivos, mientras una dama cantaba un huayno desde el estrado.