Santiago Dodero: “Un negocio debe manejarse como tal y no como una familia”
Santiago Dodero: “Un negocio debe manejarse como tal y no como una familia”

Si para muchos es complicado trabajar con un familiar, ¿por qué laborar juntos? Esta es una pregunta recurrente en más de un miembro que se envuelve en el mundo empresarial. Y es que, como en una relación de pareja, una crisis puede traer abajo a más de un prometedor emprendimiento que surge desde casa. Santiago Dodero, experto en el tema, comenta al respecto.

¿Qué es lo primero: la empresa o la familia?

En realidad es la familia, y no es una respuesta cliché. En el negocio familiar, el matrimonio fundador debe sembrar los valores que sustentarán y guiarán a los hijos, todos básicos, para fortalecer la cultura del esfuerzo que lamentablemente se está perdiendo en los jóvenes.

También se transmiten sentimientos de por medio…

Es imposible evitarlo, pero, una vez que el negocio esté en marcha, debe manejarse como tal y no como una familia. Hay que generar resultados, y el amor por los miembros no es suficiente para competir en el mercado y, mucho menos, ser sostenible con el tiempo.

¿Entonces cuál es el principal desafío que afrontan?

El gran desafío es la incorporación de una nueva generación que sepa trabajar en equipo. Esto suele ser la fuente de conflictos más importante, especialmente por las diferencias de visión entre padre e hijo. El primero, que ha logrado el prestigio sin mucho estudio, no le cae muy bien los cambios que propone un adolescente sin experiencia.

¿Y el cambio no es bueno?

Pero la forma de plantear este cambio es lo que genera el choque cultural entre ambos. Lamentablemente, el modo en que los hijos suelen presentar sus propuestas de cambio son precisamente criticando lo que está haciendo el fundador.

¿Pero una crítica no debería ser aceptada?

En lugar de criticar lo que debe hacer el padre es sugerir que se complementen. Juntos pueden tener un crecimiento exponencial que va a superar de manera clara a las corporaciones internacionales que quieren instalarse en el Perú.

Debe ser difícil para el fundador pasar finalmente la batuta del negocio al hijo... 

Eso que ceda la batuta no ocurre. ¿Por qué? Su empresa, ese microemprendimiento, es el hijo más querido debido a la cantidad de tiempo que le ha dedicado. Si el fundador no se ocupa de su empresa, no sabe qué hacer. Por eso, ellos serán los mentores de sus propios hijos, siempre.

¿En qué debería tener cuidado el fundador al momento de guiar a su hijo? 

El tema que más les cuesta es delegar. Son tan perfeccionistas en lo que hacen que no ven en sus hijos -y menos en los empleados- las ganas que él sí pondría.

¿Y cuál es el factor que origina una crisis en estas empresas?

El motivo principal de desaparición de estos negocios son los problemas familiares que derivan en conflictos de gobierno en la empresa. Su gran desafío es trabajar en equipo porque las empresas de parientes son sumamente informales en su modo de laborar. Cada uno está en lo suyo, hace de todo un poco, pero nadie es responsable de nada. Esta situación genera un cortocircuito y malos entendidos que terminan con echarse la culpa y, en definitiva, desmotivar a los hijos más capaces.

Buscar culpables entre los familiares es muy recurrente en estas empresas...

Se debe a las emociones. Existe un vínculo afectivo tan grande que lo importante es demostrar que el otro tuvo la culpa para que en esta lucha de poder uno predomine. Es tan irracional este comportamiento. Me preocupo en gastar energía para destruir a mi hermano y socio, que sacar a la empresa adelante.

Perú se caracteriza por sus emprendimientos familiares, ¿cómo ve este panorama?

El panorama es inmejorable. Pasa que en todos los países latinoamericanos, el emprendimiento familiar cuenta con un vínculo de pasión, de amor que estimula al hijo a querer continuar el legado. Eso, en una sociedad con una cultura de poco esfuerzo, va a permitir el desarrollo de un país.

¿Puede existir una empresa exitosa de este tipo con una familia destruida? Para mí un negocio exitoso que alcanza un despunte económico, pero destruye a la familia, no es una empresa familiar ganadora. Debe estar alineado el éxito de la empresa con la felicidad de la familia.

DATO

Santiago Dodero. InvestigadorCofundador de ADEN Business School, director del Instituto de Empresas Familiares de ADEN. Investigador, docente y consultor en más de 10 países de América Latina.

660 mil empresas familiares existen en Perú, según estudio de la UPC.

80% de las empresas del país son familiares, revela el informe de dicha universidad.