Esta es la triste historia de Tom, un hombre de 32 años del Reino Unido que disfruta de vestirse de perro, algo que podría interpretarse como un pasatiempo gracioso pero que en realidad causó que su esposa Rachel se aburriera de él y lo abandonará.
Tom es técnico de teatro, pero su vocación es convertirse en dálmata. Para esto, el se viste con un atuendo de la raza de esa mascota y ha adoptado las actitudes de los cachorros como perseguir juguetes, afirma su exesposa Rachel, quien ahora se ha convertido en su amiga.
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“Yo no lo entendía y tampoco quiero entenderlo. Él llegó a dormir en una caja de entrenamiento para perros revestida de almohadillas y ahora ruega para que lo saque a pasear con la correa”, asegura Rachel.
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Así como Tom, también existen otros hombres que suelen vestirse de perros y adoptar los hábitos de estos animales. En Canadá, más de 3 mil personas llevan puesto trajes de canes en la Convención de Vancouver.
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