Limones, mandarinas y naranjas son frutas que en cuestión de un par de días suelen presentar moho en la superficie. No se recomienda para nada consumirlas en este estado, puesto que, aunque parezca que el hongo solo afecta a la cáscara, es probable que haya alcanzado el fruto. Pero existen unos trucos caseros para evitar la aparición del moho en los cítricos.
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Para alargar su vida útil se suelen cubrir con ceras y fungicidas, de aquí que se sugiera lavarlas antes de utilizarlas. Sin embargo, el uso de estos productos no paraliza el proceso de descomposición, así que también deberemos poner de nuestra parte para que duren más. Lo primero es saber elegirlos bien.
En el supermercado o tienda siempre elige los cítricos de piel suave, firme y olorosa; y descarta los que tengan golpes o sean sospechosamente ligeros. Asimismo, escoge los más pesados que normalmente están más cargaditos de zumo y desconfía de los que no tengan la piel bien adherida.
Cómo evitar que el moho estropee las naranjas
También hay algunas cosas que puedes hacer para evitar tirar las naranjas antes de tiempo, y tienen mucho que ver con el modo de conservarlas. Para empezar, es fundamental no colocarlas en el frutero de cualquier forma. Debe correr el aire entre ellas y, de ser posible, que no se toquen. Igualmente, mejor evita que les dé el sol y guardarlas en un lugar seco, fresco y aireado.
Lo siguiente es separar las piezas nuevas de las viejas o de aquellas con aspecto poco saludable y con sospechas de moho. Parece un poco lógico, pero con las prisas es habitual disponer la fruta en el recipiente sin fijarte demasiado en este importante detalle. Mejor hacerlo con calma e inteligencia.
Eso en el caso de que vayas a tomarlas esa misma semana. Si eres de esos que compran muchas y tardan días en comerlas todas, mejor guárdalas en la nevera. Así no habrá que temer que se pongan malas antes de disfrutarlas. Lo mejor es comprar aquello que estemos seguros que vamos a comer.
Errores que cometes al hacer zumo de naranja
1. No saber qué naranja da más zumo
Las naranjas de zumo son más pequeñas que las de mesa, con la piel más fina y más difíciles de pelar. Normalmente tienen pepitas y su agujero u ombligo es poco marcado o inexistente. Su color suele ser más amarillo que las de mesa, que tienen un color más anaranjado intenso. Estas naranjas frecuentemente son muy dulces y delicadas. Consulta cuál es la mejor temporada para adquirirla.
2. Abusar de su consumo
Hay que tener cuidado con la cantidad de zumo de naranja que consumimos, porque el zumo no es una fruta, es tan solo una parte de ella. Al hacerlo hemos separado la fibra que contiene la pulpa del líquido y, como consecuencia, los azúcares que hasta ese momento estaban unidos a la fibra se liberan.
Se convierten en azúcares añadidos, de los que no debemos abusar porque su consumo en exceso está asociado a enfermedades como la obesidad, la diabetes tipo 2 o problemas cardiovasculares. La OMS dice que no debemos pasar de los 25g al día y un vaso de zumo por si solo ya puede alcanzarlos.
¿Nos comeríamos cuatro naranjas de golpe? Difícilmente, porque la fibra que contienen nos sacia. Pero en cambio sí que podemos tomar su jugo exprimido en un solo vaso. Es mucho mejor tomar una naranja a gajos que exprimida, aunque cada vez apostemos más por el zumo que por la fruta entera.