Milagro come en la plaza cerca su colegio, tras tener prohibido comer con sus compañeros en el comedor de la institución. (Foto: Facebook)
Milagro come en la plaza cerca su colegio, tras tener prohibido comer con sus compañeros en el comedor de la institución. (Foto: Facebook)

La pequeña Milagros no podía entender porqué desde su colegio en Buenos Aires (Argentina) no le permitían ir al comedor a la hora del almuerzo y, en cambio, tenía que llevar su merienda a la plaza y comer sola.

Al contrario de ella, sus padres iniciaron una lucha que se hizo viral en redes sociales, luego que la institución les dijera que su hija no podía comer con los demás niños porque los alimentos que llevada desde casa podía contaminar el ambiente. La razón de esa estricta norma llegó después que se enteraran que la pequeña sufría una rara enfermedad: Milagros es celíaca.

Durante el 2020, tras el primer año de pandemia por COVID-19, la menor de 6 años empezó a perder cabello y le comenzaron a aparecer pequeñas manchas en el cuerpo por lo que sus padres la llevaron a una dermatóloga, cuenta el .

“Primero pensamos que era del estrés por tener que estar encerrada en casa y por sacarla de su ámbito que era estar en la escuela y con sus amigos”, señaló Marcelo Martín, padre de Milagros.

Tras diversos exámenes de sangre con diferentes especialistas, los resultados arrojaron que la pequeña padecía valores de celiaquía bastante elevados.

“Nunca lo imaginamos. Milagros siempre comió normal, se bajaba paquetes de galletitas y jamás estuvo descompuesta. Tampoco hay antecedentes en la familia”, recuerda Marcelo, sobre aquella primera reacción.

Su padecimiento empezaría luego que Milagros debía cumplir una dieta extremadamente estricta. “Comida exclusivamente para celíacos. Se terminaba lo de antes. No más alfajor ni sus galletitas favoritas. Pero lo entendió muy bien”, detalló el hombre.

El cambio de hábitos alimenticios se hizo notar luego que la piel afectada pasó a ser una suave, el pelo empezó a crecer de poco y hasta ganó peso y altura.

“Hasta ahí marchaba todo bien”, sigue Marcelo; sin embargo, no todo fue perfecto por el lado del colegio. Los primeros días de marzo, Milagros empezó las clases presenciales de doble turno, por lo que debía almorzar en el comedor de la institución.

Discriminada en su colegio

Después del primer día de clases, una llamada de la directora de la institución derrumbó todo lo que habían logrado: No aceptaban que almuerce en el colegio porque no se hacían responsables de la higiene y tampoco iban a comprar víveres especiales para Milagros.

“Le pedimos un metro cuadrado para darle de comer y no sacarla del colegio. Eso también lo negaron. El colegio no le permitía entrar con loncheras ni tuppers porque los alimentos podían contaminar”, lamentó.

“Hasta nos llegaron a decir que bromatología no lo aceptaba y lo prohibía”, continúa.

“Cómo le explicas a una niña de 6 años que no puede comer en el comedor con sus compañeros y amigos porque el colegio se lo negó. Y más ella que es muy dada, enseguida hace amistades, se junta y juega”, cuestionó indignado Marcelo.

Los padres de Milagros tuvieron que llevarla a comer a la plaza.

Sin embargo, un día que fueron por ella a la hora del almuerzo, no la encontraron. Al rato, se enteró que la habían llevado al comedor. Alertado por la situación mandó a buscar a su hija para que le prohibieran comer esa comida. “Cuando me la trajeron, me dijo ‘papá me sentaron en el comedor y me trajeron una comida que yo no toqué; dije esto no lo puedo comer’”.

Ayuda que se hizo viral

Como no tuvieron ayuda por parte de las autoridades educativas, la familia de Milagros viralizó una publicación en redes sociales para contar lo sucedido. Rápidamente trascendió en Facebook.

“Nunca imaginé la repercusión. El viernes en un momento estaba solo y lloraba. De la emoción, la bronca, la alegría, la tristeza... Todo junto. Para ella era el papá fuerte, pero por dentro me moría”, relató el hombre.

Abogados de diferentes instituciones relacionados a la celiaquía se comunicaron con ellos y hasta les ofrecieron ayuda sin cobrarles un solo centavo.

Un día, mientras Martín se encontraba laburando, recibió una llamada del representante legal del colegio.

“Me habló como si nada hubiera pasado. De repente, tenían todo exclusivo para ella. Pero como que estaba hecho desde hace tiempo”, recordó Marcelo, quien finalmente se reunió personalmente con las autoridades de la escuela.

A pesar de que tuvo que recurrir a las redes sociales para solucionar este problema, el hombre no olvida los tres días de angustia. “La discriminaron, la dejaron comer en la calle y le sacaron el derecho al niño”.

“No quiero que haya más Milagros, ni nadie. Ojalá este caso marque un precedente. No tiene que volver a ocurrir algo así”, finalizó.