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Pequeños productores se concentraron hoy frente a la sede del Gobierno argentino para regalar 30.000 kilos de plátanos en protesta por la falta de regulación de las importaciones que, a su juicio, dificultan la inserción en el mercado de los frutos locales.

"El problema es que no se vende", resaltó a Efe el secretario de Economías Regionales de la Federación Agraria Argentina, Eliseo Rovetto.

En este sentido, puntualizó tres aspectos que afectan a los productores locales: la importación, la carga impositiva y la falta de infraestructura que permite a los trabajadores llegar al mercado local.

Con respecto a las importaciones, el representante gremial aclaró que los plátanos provenientes de Bolivia, Paraguay y Brasil son una "competencia desaforada" que impacta negativamente en la comercialización de la producción nacional ya que en esos países "los costos son mucho menores".

Rovetto señaló que su pedido es "poder vender plátanos a un precio razonable de 5 pesos (0,28 dólares) por kilogramo y no de 30 pesos (1,78 dólares) como se encuentra en los supermercados".

Esto, según el gremialista, sería posible si "se redujeran los impuestos municipales, provinciales y nacionales que representan el 42 % de la recaudación mensual" y si las estanterías de los supermercados argentinos "no estuviesen llenas de productos importados".

Por otro lado, el reclamo de los pequeños productores expuso otra situación. Una larga fila de personas se armó frente a la Casa de Gobierno para obtener plátanos gratis.

Una señora que se acercó hasta donde estaban regalando fruta, María Toledo, de 72 años, dijo que nunca vio "esto que está pasando", en referencia a la gran cantidad de gente que espera obtener comida gratis.

"Mi sueldo no alcanza para nada y por eso estoy acá, para llevar comida a mi casa", sentenció Toledo, quien se llevó un kilo de plátanos. 

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