Un conductor de minibus recibe el pago del pasaje de los usuarios, este lunes en El Alto (Bolivia). La ciudad de El Alto, la segunda mayor del país con cerca de un millón de habitantes, comenzó este lunes a recuperar el transporte público como los populares minibuses, pero con medidas preventivas como la ocupación de solo una parte de su capacidad para mantener la distancia social. Bolivia encara la última semana en que está prevista la cuarentena en el país mientras sigue el aumento de casos de coronavirus, con 250 fallecidos y 6.263 positivos entre sus cerca de once millones de habitantes. (EFE/ Martin Alipaz).
Un conductor de minibus recibe el pago del pasaje de los usuarios, este lunes en El Alto (Bolivia). La ciudad de El Alto, la segunda mayor del país con cerca de un millón de habitantes, comenzó este lunes a recuperar el transporte público como los populares minibuses, pero con medidas preventivas como la ocupación de solo una parte de su capacidad para mantener la distancia social. Bolivia encara la última semana en que está prevista la cuarentena en el país mientras sigue el aumento de casos de coronavirus, con 250 fallecidos y 6.263 positivos entre sus cerca de once millones de habitantes. (EFE/ Martin Alipaz).

La Paz. [AFP]. Las autoridades de algunas ciudades de comenzaron este lunes a ordenar la reanudación del transporte público, una medida criticada por sindicatos de la salud que activaron una huelga de hambre por temor a que una flexibilización de la cuarentena incremente los contagios.

Las ciudades de El Alto (vecina a La Paz), Cochabamba (centro) y Potosí (suroeste) reanudaron los servicios de transporte público, aunque con limitaciones, en medio de la emergencia sanitaria vigente desde el 17 de marzo.

Los buses pueden operar con el 40% a 50% de su capacidad o por turnos durante la semana, mientras en La Paz, sede de los poderes Ejecutivo y Legislativo, el municipio afina medidas para que el servicio pueda comenzar el lunes 1 de junio.

El gobierno decretó cuarentena en marzo con suspensión de labores públicas y privadas, salvo las de emergencia y cerró las fronteras, medida que debe concluir, según estimación inicial, el 31 de mayo.

El gobierno de la presidenta transitoria Jeanine Áñez enfrenta una fuerte presión de sindicatos de campesinos, indígenas, choferes y comerciantes al menudeo que piden una flexibilización de la emergencia médica. Algunos sectores, incluso, pidieron la renuncia de la mandataria.

En el municipio de El Alto, los minibuses de pasajeros funcionaron a toda su capacidad, pese al compromiso de hacerlo a la mitad. “Algunos vehículos vinieron con sus 14 pasajeros”, dijo Fernando Flores, secretario de transporte municipal.

La normalización de actividades hizo saltar las alarmas de los sindicatos de trabajadores en salud, quienes temen que el número de infectados por el nuevo coronavirus se dispare.

A la fecha el coronavirus contagió a más de 6.200 personas y mató a 250 en Bolivia.

Un grupo del Sindicato de trabajadores del Sistema Público de Salud comenzó una huelga de hambre en La Paz, denunciando una falta de condiciones para enfrentar la epidemia por una insuficiencia de mecanismos de bioseguridad, según dijeron.

“Se flexibiliza la #Cuarentena y no estamos listos para atender el incremento inminente de casos #Covid19 en #LaPaz”, dijo el sindicato en Twitter.

Mientras Bolivia avanza hacia una normalización, en medio de temores, el Congreso se apresta conformar una comisión para investigar la compra de 170 ventiladores españoles, con sobreprecio.

Por el tema, el ministro de Salud fue destituido y encarcelado preventivamente mientras duren las investigaciones.