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Ascalón. [AFP]. Para luchar contra la pandemia del COVID-19, la ciudad de Ascalón en Israel puso en práctica una tecnología para analizar las aguas servidas, que permite rastrear al coronavirus y prevenir la aparición de nuevos focos infecciosos.

Cuando la pandemia de COVID-19 apareció quedó claro que podíamos utilizar este sistema (de testeo de aguas residuales) para comprender mejor qué estaba ocurriendo”, dice Ari Goldfarb.

Desde muy joven, este surfista ha estado siempre inquieto por el vertido de aguas servidas en el Mediterráneo. De adulto, creó la empresa Kando, la cual ha desarrollado una tecnología para detección de desechos industriales en las alcantarillas de la ciudad costera.

En el marco de un proyecto piloto, su sociedad ha desplegado una red de sensores y reóstatos en los conductos del alcantarillado de Ascalón, ciudad con 130.000 habitantes, ubicada entre Tel Aviv y la Franja de Gaza. El objetivo del vasto operativo es detectar al coronavirus.

Israel, con unos nueve millones de habitantes, ha constatado oficialmente más de 19.100 infectados y 302 fallecidos, una baja tasa de mortalidad en comparación con países de Europa y América.

Pero en los últimos días, tras el desconfinamiento, más de un centenar de escuelas tuvieron que cerrar después de que alumnos y maestros dieran positivo por el coronavirus, lo que hace temer se produzca una “segunda oleada”.

Imagen referencial. Los trabajadores de la sociedad funeraria religiosa de Israel, Chevra Kadisha, con equipo de protección, llevan el cuerpo de un paciente que murió por complicaciones de coronavirus en Jerusalén. (Ahmad GHARABLI / AFP).
Imagen referencial. Los trabajadores de la sociedad funeraria religiosa de Israel, Chevra Kadisha, con equipo de protección, llevan el cuerpo de un paciente que murió por complicaciones de coronavirus en Jerusalén. (Ahmad GHARABLI / AFP).

Bocas de tormenta

Desde la aparición de la enfermedad en China, varios estudios científicos han determinado la presencia del virus en las heces, de ahí nació el interés por estudiar las aguas residuales.

En París, Tokio, Ámsterdam y Melbourne ya han sido analizadas. Pero, “somos los únicos en poder decir dónde se encuentra (el foco de) la epidemia y su amplitud en la ciudad”, afirma Goldfarb.

Los sensores de Kando miden el flujo de aguas servidas, así como la distancia recorrida a través del drenaje, y utilizan algoritmos para decidir cuál es el mejor momento para tomar muestras.

Después, se analizan en laboratorios encargados de detectar cualquier rastro del coronavirus, explica el empresario.

Los resultados del estudio piloto concuerdan con los datos manejados por el ministerio de Salud, añade. Demostraron la amplitud de la circulación del virus e identificaron los focos precisos, como en un hotel urbano en el cual el gobierno había aislado a pacientes afectados por el COVID-19.

Los sensores permiten determinar la dirección a seguir en el laberinto de conductos subterráneos para rastrear el foco del virus, prosigue este ingeniero.

Y, gracias a casos leves o asintomáticos, la presencia del coronavirus puede ser detectada antes que los primeros casos clínicos confirmados.

Este sistema ya fue utilizado con otros virus, como en 2013 para contener una leve epidemia de polio en una ciudad del sur de Israel.

Firma israelí monitorea alcantarillas en lucha contra coronavirus. [Fuente: AFP]

Mejor gestionado

Si dispone de un sistema para detectar virus, como el del COVID-19, puede utilizarse para otros”, señala Karin Yaniv, doctora en el Departamento de Ingeniería Biotecnológica de la Universidad Ben Gurion, en Bersheva.

En su laboratorio, la investigadora introduce las muestras de aguas residuales en una máquina. La pantalla del ordenador conectado a ésta se ilumina de inmediato, indicando la presencia del coronavirus.

Pese a la presencia de otras sustancias que complican el trabajo, considera que se trata de la mejor manera de prevenir una epidemia. Más práctica y fácil que testear regularmente a toda la población.

Tras la experiencia de Ascalón, otras ciudades israelíes han manifestado su interés por los servicios de Kando.

Goldfarb espera que su empresa logre impedir una segunda oleada de COVID-19, puesto que las autoridades pueden gestionar la epidemia a nivel local sin tomar medidas drásticas, que provocan grandes pérdidas económicas.

Esto significa que la gente no perderá su empleo, que tendrá un mejor porvenir (...) y que el próximo acceso de contaminación será mejor gestionado”, concluyó.