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El presidente de Filipinas, Benigno Aquino, calificó hoy al , que llegó el jueves al país, como un líder unificador y dedicado a defender a los oprimidos y marginados, pero criticó a los clérigos filipinos.

"Aprecio y respeto a su Santidad por su rol en la unificación y revitalización entre los creyentes", dijo Aquino en un discurso pronunciado en el palacio presidencial de Malacañang tras una ceremonia oficial de bienvenida, el primer evento del día al que atendió el pontífice.

"Su Santidad está viviendo su vida como alguien dedicado a defender a los oprimidos y a los marginados", agregó el jefe de Estado de Filipinas.

Sin embargo, Aquino también quiso reprender a los clérigos de su país, a los que acusó de haber mantenido silencio ante las injusticias del anterior mandato y de criticar constantemente a su Gobierno.

"En contraste con el silencio anterior, algunos de los clérigos creen que la forma de ser auténtico es encontrar algo que criticar", apostilló el mandatario filipino.

"Alguno de ellos incluso me ha criticado por mi corte de pelo, como si eso fuera un pecado", añadió.

Aquino y el papa se reunieron a puerta cerrada en el palacio presidencial de Malacañang durante unos 15 minutos, tras lo que ambos líderes pronunciaron sendos discursos.

El papa, que hoy celebró una misa en la Catedral de la Inmaculada Concepción de Manila frente a arzobispos y sacerdotes y luego se reunió con algunas de las familias más desfavorecidas de Filipinas, ha sido recibido por millones de personas en las calles de la capital del país.

El santo padre llega al país con más católicos de Asia, tras pasar por Sri Lanka, durante nuevo viaje al continente asiático que se produce poco después de que visitase Corea del Sur el pasado mes de agosto.

Esta visita es la primera a Filipinas que realiza un pontífice en 20 años, cuando Juan Pablo II viajó al país en enero de 1995 y fue también recibido por millones de personas.

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