Corea del Norte anunció que resolverá todos los asuntos pendientes entre las dos Coreas como en tiempos de guerra. "Las situaciones en la península coreana que ni son de paz ni de guerra han tocado a su fin", reza el comunicado.

"Todas las acciones del Gobierno, los partidos políticos y las organizaciones serán ahora tomadas partiendo del hecho de que nuestro país se encuentra en estado de guerra con Corea del Sur", reza el comunicado subrayando que esta "decisión importante" del líder norcoreano Kim Jong-un es un ultimátum a las "fuerzas hostiles" y un paso final en busca de la justicia.

El ejército de Corea del Norte se mantiene a la espera de una orden de Kim Jong-un, que la víspera ordenó preparar los misiles para un eventual ataque. El comunicado advierte que Corea del Norte tomará represalias sin piedad en caso de producirse un acto de provocación por parte de EE.UU. o Corea del Sur.

Las dos Coreas permanecen técnicamente en guerra desde el conflicto que las enfrentó en 1950-53, y que terminó con la declaración de una tregua y no con la firma de un tratado de paz formal. A inicios de marzo el Gobierno de Corea del Norte anunció que ya no se siente obligado a cumplir el armisticio firmado hace 60 años con Corea del Sur. "Ha llegado el momento de la batalla decisiva", proclamó el diario oficial norcoreano Rodong Sinmun, que esgrime que "Estados Unidos ha reducido el armisticio a letra muerta".

La tensión en la península coreana, que aumentó tras la aprobación por el Consejo de Seguridad de la ONU de nuevas sanciones contra Corea del Norte en respuesta a su tercera prueba nuclear, se agudizó aún más después de que se conociera que Corea del Sur y EE.UU. utilizan bombarderos estratégicos B-52 y submarinos nucleares en las maniobras militares conjuntas que realizan en la región. Pyongyang ha calificado este hecho de "provocación imperdonable".