Este desafío está salvando vidas en las diversas salas de operación
Este desafío está salvando vidas en las diversas salas de operación

Desde fines de 2017 un anestesista  ingresa a a las salas de operaciones con su nombre y profesión escritos en el gorro, algo tan vistoso que era ineludible para sus colegas.

Un año y medio después, su iniciativa #TheatreCapChallenge ("desafío del gorro de quirófano") se volvió  y, según Rob Hackett, ya está salvando vidas.

Su interés en el tema comenzó tras presenciar la muerte de una madre joven por una serie de "peligros que aún existen". Esos "peligros" o "problemas" se llaman errores médicos.

Hackett, ha sabido de estudiantes a los que piden que terminen una operación porque los confunden con novatos en fase de entrenamiento. O pacientes que sufren infartos porque no recibieron la compresión torácica (maniobra de primeros auxilios) a tiempo por la sencilla razón de que nadie en la sala quirúrgica se dio por aludido cuando se dio la orden.

La idea de los gorros con nombres llegó de una forma inesperada: leyendo el libro de autoayuda "Cómo ganar amigos e influir sobre las personas" del estadounidense Dale Carnegie.

En situaciones de emergencia como un paro cardíaco, cuando el personal está corriendo hacia el quirófano, saber "quién es quién" marca la diferencia.

"Conocer y reconocer a los miembros del equipo por su nombre ha sido cuantitativa y cualitativamente asociado con una mayor confianza, compromiso laboral y resultados clínicos", dice un estudio publicado el año pasado por la revista British Journal of Anaesthesia.

El trabajo, que analizó el impacto de #TheatreCapChallenge en un hospital en Reino Unido, afirma que el recuerdo de nombres aumenta con los gorros, algo que no sucedió en otro estudio que incluyó una chapa identificatoria en el pecho.

"El apoyo fue unánime por parte de los estudiantes de enfermería y medicina, aquellos que son nuevos en la atención médica", dice Hackett, agregando que lo mismo ha sucedido con los pacientes.