El presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, y el presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, se reúnen antes de una reunión sobre el programa nuclear iraní durante la Cumbre del G20 en el Centro de Convenciones de Roma La Nuvola el 31 de octubre de 2021 en Roma, Italia. (Foto de Brendan Smialowski / AFP)
El presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, y el presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, se reúnen antes de una reunión sobre el programa nuclear iraní durante la Cumbre del G20 en el Centro de Convenciones de Roma La Nuvola el 31 de octubre de 2021 en Roma, Italia. (Foto de Brendan Smialowski / AFP)

Los negociadores que desde este jueves vuelven a intentar en Viena reactivar el acuerdo sobre el programa nuclear iraní son actores de una interminable saga que desde hace dos décadas tiene en vilo al mundo.

Las discusiones se iniciaron en 2003 y un acuerdo llegó a firmarse en 2015, con cláusulas que preveían un levantamiento gradual de las sanciones internacionales contra Irán a cambio de garantías de que la República Islámica no desarrollaría armas atómicas.

Ese pacto fue firmado entre Irán y los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU (Estados Unidos, Reino Unido, Francia, Rusia y China) más Alemania.

Pero el acuerdo está moribundo desde la retirada de Washington en 2018, bajo la presidencia de Donald Trump, que restableció sanciones económicas contra Teherán. En represalia, Irán fue rompiendo a partir de 2019 sus compromisos.

Un acuerdo histórico

En junio de 2013, Hasan Rohani, que representaba a Irán en las primeras negociaciones de 2003, fue elegido presidente. Reemplazó al ultraconservador Mahmud Ahmadinejad, cuya gestión de ocho años se caracterizó por las tensiones con las potencias occidentales.

Rohani obtuvo el aval del guía supremo, el ayatolá Alí Jamenei, para desbloquear las discusiones.

A finales de noviembre de ese año, las delegaciones alcanzaron un acuerdo por seis meses que limitaba algunas actividades nucleares sensibles a cambio de un levantamiento parcial de las sanciones.

El acuerdo definitivo se alcanzó en Viena el 14 de julio de 2015, después de 12 años de crisis y 21 meses de intensas discusiones.

Teherán se comprometió a reducir sus capacidades nucleares (centrifugadoras, reservas de uranio enriquecido...) durante varios años.

El objetivo era impedir que fabricara una bomba atómica, garantizándole el derecho a desarrollar una actividad nuclear civil, bajo estricto control del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA).

El acuerdo, validado por el Consejo de Seguridad de la ONU el 20 de julio de 2015, entró en vigor el 16 de enero de 2016, abriendo la vía a un levantamiento parcial de las sanciones internacionales contra Irán.

Retirada de Estados Unidos

Pero el 8 de mayo de 2018, Trump anunció que Estados Unidos se retiraba del acuerdo y que volvería a imponer sanciones contra Irán.

Washington restableció en los meses siguientes unilateralmente duras sanciones, que apuntaron en particular a los sectores petrolero y financiero iraníes.

Varias empresas internacionales pusieron fin a sus actividades o a sus proyectos en Irán.

Reducción progresiva de los compromisos

El 8 de mayo de 2019, Irán empezó a incumplir algunas de sus obligaciones, esperando presionar de ese modo a los demás miembros del acuerdo para ayudarlo a esquivar las sanciones estadounidenses.

Trump, por su lado, impuso nuevas restricciones.

Irán superó los niveles de enriquecimiento y la cantidad de agua pesada autorizada y en enero de 2020 anunció que ya no estaba dispuesto a respetar ningún límite “sobre el número de centrifugadoras”.

En 2021, reveló que empezó a producir uranio enriquecido al 60%.

Discusiones en Viena

Nuevas discusiones iniciaron en Viena en abril de 2021 y se invitó a Estados Unidos a participar e ellas de forma indirecta, tras la llegada a la Casa Blanca de Joe Biden, que se dijo favorable a reintegrar el pacto.

El 5 de agosto, el nuevo presidente iraní, el ultraconservador Ebrahim Raisi, se dijo dispuesto a apoyar “cualquier plan diplomático” que permitiese el levantamiento de las sanciones estadounidenses.

Las discusiones se reanudaron en noviembre, tras varios meses de suspensión.

En febrero de 2022, declaraciones optimistas dejaron presagiar un acuerdo. Pero la invasión rusa de Ucrania ralentizó las discusiones.

En marzo, cuando todo parecía bien encaminado, Estados Unidos e Irán se acusaron mutuamente de bloquear el expediente.

El 16 de marzo, Irán afirmó que había aún “dos temas” por resolver, que eran “líneas rojas”.

El 30 de marzo, Estados Unidos impuso sanciones financieras a los proveedores del programa de misiles balísticos de Irán, que calificó la medida de prueba de la “mala voluntad” de Washington.

Advertencia y sanciones

El 8 de junio, el OIEA adoptó, a instancias de Estados Unidos, Reino Unido, Francia y Alemania, una resolución que criticó la falta de cooperación de Irán.

En respuesta, la República Islámica desconectó cámaras de seguridad del OIEA en sus instalaciones nucleares.

El 16 de junio, Washington anunció sanciones contra grupos petroquímicos iraníes.

Contactos infructuosos en Catar

El 28 de junio, se iniciaron discusiones indirectas entre estadounidenses e iraníes en Catar, que se interrumpieron al cabo de dos sesiones, sin resultados.

De regreso a Viena

El 26 de julio, el jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, entregó un proyecto de acuerdo y pidió a las partes aceptarlo para evitar una “peligrosa crisis”.

El 3 de agosto, Irán, Estados Unidos y la UE anunciaron el envío de sus negociadores a Viena.

Las discusiones se reanudaron al día siguiente.

Fuente: AFP

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