Varios países han emprendido esfuerzos para desarrollar la vacuna.
Varios países han emprendido esfuerzos para desarrollar la vacuna.

El miércoles 13 de mayo, la farmacéutica francesa Sanofi anunció que daría prioridad a EE.UU. —el país que más había colaborado económicamente en su proyecto de vacuna contra el nuevo coronavirus— si es que la firma lograba desarrollar una cura. El anuncio sonó como un baldazo de agua fría para los esfuerzos globales por frenar la pandemia.

El acaparamiento de una vacuna, que perjudique a los países de ingresos bajos y medios, es una de las grandes preocupaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS). ¿Cómo evitarlo? En primer lugar, se necesita el compromiso de los Estados para hacer de la vacuna un bien público de acceso universal. En segundo término, se requiere desconcentrar la producción.

“La vacuna, para poder salvar al mundo, tiene que producirse no solo en Europa, sino en varias partes del planeta”, advierte la exministra de Salud, Patricia García.

Latinoamérica está dando pasos para involucrarse en ello. Una forma es mediante la participación en ensayos clínicos (pruebas en humanos) de las iniciativas más promisorias a nivel global. Para comprobar que el remedio funcione, los tests deben hacerse en los sitios donde haya mucha transmisión. Siendo nuestra región, hoy en día, uno de los mayores focos de contagios de COVID-19, a las grandes farmacéuticas les interesa realizar pruebas aquí.

Ya Brasil ha avanzado en ese aspecto. La vacuna que desarrollan la Universidad de Oxford y el laboratorio AstraZeneca comenzó a probarse en ciudadanos de Sao Paulo, gracias al apoyo financiero de la Fundación Lemann, del multimillonario suizo-brasileño Jorge Lemann.

Una segunda vacuna, desarrollada por la compañía china Sinovac Biotech, será inoculada en unos 9.000 voluntarios paulistas. El gobernador del estado de Sao Paulo, Joao Doria, informó que se firmó “un acuerdo de transferencia de tecnología” con Sinovac, que les “permitiría producir la vacuna a gran escala e inmunizar a millones de brasileños”.

Chile es otro país que ha apuntado a la colaboración en pruebas clínicas de Sinovac, lo que asegurará a nuestro vecino del sur el suministro de la cura si es que se comprueba que es efectiva. Según el Gobierno chileno, esta no es la única apuesta del país. "Estamos valorando varios ensayos colaborativos internacionales para garantizar el acceso de la población a la vacuna", dijo el ministro de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación de Chile, Andrés Couve.

El Perú, de acuerdo con García, también está en tratativas para lograr convenios similares. Uno de los cuales sería con China.

Recursos propios

De acuerdo con la base de datos de la OMS, hay 16 proyectos de vacuna que ya realizan ensayos en humanos. La de Oxford es la única que ha entrado de lleno a la fase tres de pruebas clínicas (la última etapa, que comprende tests en miles de personas). Un poco más retrasadas están las iniciativas de los laboratorios CanSino (China) y Moderna (EE.UU.), y un poco más retrasados los proyectos de Novavax (EE.UU.) y las chinas Sinovac y Sinopharm.

Asimismo, hay más de 120 candidatos en evaluación preclínica (pruebas en animales) y otro tanto que todavía no alcanza esta etapa. Pero eso no significa que los proyectos deban ser abandonados. Después de todo, una mayor cantidad de iniciativas multiplica las posibilidades de encontrar una vacuna que sea eficaz y segura. América Latina viene poniendo su cuota en favor de esa causa.

Varios países han optado por impulsar sus propias vacunas antes de conformarse con depender únicamente de los gigantes de la industria. En Brasil, la Universidad de Sao Paulo realiza una vacuna basada en estructuras multiproteínicas que imitan la organización de un virus auténtico, pero no contienen material genético viral, por lo que se evita el riesgo de que el patógeno se replique. En Chile y Argentina, científicos comenzaron sus propios prototipos desde los primeros meses de la emergencia sanitaria. Ecuador también ha empezado un programa que espera que sirva de base para futuras epidemias.

En México, se han presentado cuatro propuestas a la Coalición para las Innovaciones en Preparación para Epidemias (CEPI), una organización público-privada con sede en Noruega que puede facilitar financiamiento para avanzar hacia ensayos clínicos. CEPI también podría ser una opción para el Perú. En nuestro país, el laboratorio Farvet, en colaboración con la Universidad Cayetano Heredia, ha probado una vacuna en gallinas y alpacas, pero llegar a fases clínicas demanda mayor infraestructura y dinero. A pesar de ello, es claro que los esfuerzos no son vanos.

“La razón por la cual cada país debería producir vacunas es, en principio, para asegurarse de que no le falten y poder responder más rápidamente (a la emergencia). Pero también debemos pensar en ser un poco más autosuficientes. Si invertimos un poco en capacidades, basta que te den la receta y tú puedes producir tu propio pan”, manifiesta Patricia García.


Iniciativas regionales

Estos son algunos de los esfuerzos de países latinoamericanos en pos de una vacuna:

Brasil

-La vacuna de la Universidad de Oxford y el laboratorio AstraZeneca se comenzó a probar en voluntarios en Sao Paulo. También se hará en Río de Janeiro.

-El estado de Sao Paulo probará en 9000 voluntarios una vacuna de la farmacéutica china Sinovac.

-La Universidad de Sao Paulo trabaja en una vacuna en etapa preclínica basada en proteínas virales.

México

-Instituciones como la Universidad Nacional Autónoma de México, el Instituto Tecnológico de Monterrey, entre otras, vienen desarrollando cuatro vacunas. Se busca financiamiento para llegar a etapa clínica (prueba en humanos).

Perú

-La Universidad Cayetano Heredia y el laboratorio Farvet esperan probar una vacuna propia en voluntarios en octubre.

Chile

-A partir de julio, el país participará en la fase tres de la etapa clínica (último paso de ensayos en humanos) de una vacuna del laboratorio chino Sinovac.

-El Instituto Milenio en Inmunología e Inmunoterapia desarrolla una vacuna, aún en estadio preclínico.

Argentina

-El Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas y la Universidad de San Martín elaboran una vacuna a base de proteínas del nuevo coronavirus. Está en etapa preclínica.

Ecuador

-La Escuela Superior Politécnica del Litoral y la Universidad de las Fuerzas Armadas prevén comenzar a probar en dos o tres meses su vacuna en mamíferos.


DATO

AstraZeneca ha anunciado que podría tener una vacuna lista en octubre, pero la mayoría de expertos considera más probable que recién haya una efectiva en 2021, como mínimo.