Como parte de un proyecto social, un grupo de voluntarios instaló una guardería de niños dentro de una residencia de ancianos en Seattle, EE.UU. El resultado fue sorprendente: la vida de todo cambió.
El portal ABC News informó que los creadores del proyecto decidieron reunir a distintas generaciones para mejorar el ambiente, ya que muchos ancianos del Providence Mount St. Vincent padecían de aislamiento social, vinculado a la depresión y a la decadencia física y mental.
Ahora centro sirve para que dos generaciones tan diferentes convivan, compartiendo amor, respeto y paciencia. En este centro residencial habilitaron el Centro de Aprendizaje Intergeneracional (ILC, por sus siglas en inglés), una instalación de cuidado infantil que permite a los pequeños interactuar en diversas actividades con las personas de la tercera edad.
¿Cuál fue el resultado del experimento?
Juntar a niños y ancianos fomentó que los menores sean más receptivos con las personas con discapacidades, además aprenden sobre el proceso de envejecimiento, reciben atención y amor de los residentes cariñosos y comprenden que los adultos también necesitan ayuda.
En tanto los ancianos estimulan su actividad física jugando con los niños, se ríen juntos y tienen oportunidades de transmitir distintos conocimientos, a la vez que la interacción influye positivamente en su autoestima.
El proyecto fue documento en un video 'Present Perfect' que cuenta "la historia de este hogar para niños y ancianos, y cómo han cambiado sus vidas". El título del video, el presente perfecto hace alusión a que la oportunidad para ser felices es el presente.