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Realmente es curioso que siendo una actividad aparentemente simple y “aburrida” desde el punto de vista racional, la acción de explotar burbujas en un plástico de embalar termina resultando ser extrañamente adictivo.

Hasta el momento, la ciencia todavía no se ha puesto 100% de acuerdo pero han lanzado las posibles razones que expliquen por qué sucede esta acción. Primero es aclarar que no existe una única causa, sino un conjunto de ellas.

El principio de inmediatez es la sensación de recompensa por parte del cerebro es mayor cuanto más inmediata es la respuesta. Es decir, el tiempo de espera desde que explotamos las burbujas de plástico hasta que recibimos el estímulo no existe, es inmediato.

Y por último, también influye la relación entre la acción y la recompensa. La energía, tiempo e inversión que requiere hacer estallar una sola burbuja es mínima. Es el mismo mecanismo que impulsa algunas personas a estallar los granos del acné (incluso aunque lo encuentren asqueroso), una simple acción tiene una explosión como consecuencia.

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