Javier Pérez de Cuéllar - JPC, hubiera cumplido 101 años de edad, el pasado martes 19 de enero. Nos dejó a poco de cumplir un siglo de vida. Es el peruano más universal de nuestra historia republicana. Otros, que también descollaron y con creces en Torre Tagle, no tuvieron la membresía del ecumenismo diplomático que el destino había reservado para JPC.

Ocupó el altísimo cargo de secretario general de la ONU, por dos períodos consecutivos (1982-1991). Ingresó muy joven a la función del Servicio Exterior sin que aun fuera fundada la Academia Diplomática del Perú, lo que recién se hizo en 1955. Abogado e internacionalista, fue Miembro Titular, Honorario y Emérito de la centenaria Sociedad Peruana de Derecho Internacional.

Antes de llegar a la ONU, donde se desenvolvió como pez en el agua, ocupó altos cargos en la cancillería y fue embajador en Suiza y la Unión Soviética, y concurrente en Polonia. Su coronación en la ONU se produjo, por ironía del destino, a poco de habérsele impedido asumir la embajada del Perú en Brasil por revanchismos y venganzas políticas dado que había sido secretario general del ministerio de Relaciones Exteriores en el momento del golpe de Estado de Velasco, olvidándose sus detractores que los diplomáticos no sirven al gobierno de turno sino al Estado, y solamente confirmando que nadie es profeta en su tierra.

Su elección en la ONU reflejó la necesidad de contar con un líder equilibrado en política internacional para una etapa de grandes cambios en el planeta -perestroika y glasnost- en la década final de la Guerra Fría (1945-1991), coadyuvando a poner coto a la guerra entre Irán e Irak (1980-1988) y sacando lustre a su brillante gestión con la firma de la paz en El Salvador, el 31 de diciembre de 1991, el último día de su mandato.

Como canciller demostró que la diplomacia se ejerce con carácter y sin pelear, obligando a Chile a retirar una caseta de vigilancia colocada dentro del territorio peruano (2001). Cuando fui decano en la UTP (2010-2016), la facultad de Derecho que presidí, con las autoridades del claustro universitario en pleno, le impusimos en un acto solemne, la Medalla “Raúl Porras Barrenechea”.