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Cada vez que hay un sismo en algún lugar del país, se repite una y otra vez que debemos estar preparados para mitigar los daños. Sin embargo, lo real es que para nada estamos listos para el gran terremoto que prevén los expertos. Muestra de ello son los 20 mil colegios públicos que deberían ser demolidos por no estar en condiciones de garantizar la integridad de niños y jóvenes que ahí reciben clases.

Solo en San Juan de Miraflores hay 20 locales escolares que deben ser demolidos por estar en riesgo de colapso, según ha advertido el propio director ejecutivo del Programa Nacional de Infraestructura Educativa (Pronied), Mario Ríos, quien ha calificado la situación como “crítica”. ¿Así es como nos vamos preparando para un terremoto de más de 8 grados?

Pero el problema no solo es el riesgo de colapso, pues además tenemos 12,500 instituciones educativas sin agua ni desagüe y 22 mil sin muro perimétrico, lo cual es muy grave, sobre todo en un país que se dice que aspira a ser del Primer Mundo y donde se están destinando recursos a la infraestructura necesaria para los Panamericanos de 2019.

La seguridad de los niños y jóvenes de la escuela pública debería ser una prioridad, por más que extrañamente para este año se haya dado menos recursos al Pronied. Se entiende que esté pendiente la reconstrucción tras El Niño costero, pero no se puede desvestir a un santo para vestir a otro. Que recuerde el Poder Ejecutivo que el presidente Pedro Pablo Kuczynski ofreció una educación pública de calidad para 2021.