El 2020 ha sido un año intenso. Tres presidentes se sucedieron en el Perú tras grandes movilizaciones ciudadanas, gran cantidad de fallecidos por COVID 19, caída de -12% anual del PBI, una crisis económica sólo comparable a la vivida tras la guerra con Chile o la gran depresión de 1929 y, terminamos el año sin contratos firmes para la ansiada vacuna desde inicios del 2021, pese a la posible una segunda ola de contagios.

Sin embargo, no hemos avanzado en mejorar significativamente el deficiente sistema de salud pública. No entendemos que las grandes desigualdades existentes no pueden ni deben continuar.

Los problemas colocaron en la discusión pública las disparidades que el país vive, producto del agotamiento del modelo económico y social de la Constitución Política vigente. La salud, la educación, el empleo digno y el saneamiento no pueden ser solo para quienes puedan pagarlo. Así sólo se destruye la democracia débil que vivimos.

Se necesita reconocer deficiencias y errores para iniciar un proceso de cambio. Es necesario transformar una sociedad con tanta diferencia de ingresos y de acceso a servicios, para construir una más justa con igualdad de oportunidades para todos, y donde la pobreza se elimine respetando nuestros propios acuerdos internacionales.

Una comunidad de naciones soberanas, solidarias, en un mundo sin muros ni fronteras excluyentes, sin guerras ni corrupción, sin hegemonismos ni imperialismos, que proteja la naturaleza y el medio ambiente en que vivimos, respetuosa de la diversidad con plena igualdad de hombres y mujeres, es el sueño que buscamos alcanzar.

Esperamos que el 2021 sea para todos los peruanos, en nuestro bicentenario republicano, el inicio hacia un país mejor para todos, en un mundo nuevo.