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Hace 24 años el Perú vivía una gran conmoción por el inicio de las hostilidades en la frontera norte, luego de que tropas ecuatorianas comandadas por políticos y militares patrioteros fueran lanzadas a ocupar territorios que nunca fueron suyos, tal como quedó confirmado en octubre de 1998, cuando los presidentes Alberto Fujimori y Jamil Mahuad firmaron la paz definitiva, que ha llevado a que hoy nuestro país y Ecuador caminen juntos hacia el desarrollo.

El llamado conflicto del Cenepa de 1995 debe ser recordado como el que llevó al cierre definitivo de la frontera con Ecuador, luego de los enfrentamientos bélicos de 1941 y 1981. Algunos en Quito y alrededores siempre se atribuyen el triunfo de hace 24 años. ¿Pero qué ganaron? ¿Se quedaron con Tumbes, Jaén o con el norte de Loreto? ¿Lograron su salida soberana al Amazonas? Nada de eso, y por una razón muy simple: esos territorios fueron siempre nuestros.

En estas líneas es justo recordar el sacrificio de los miembros de las Fuerzas Armadas que se enfrentaron no tanto a los ecuatorianos en sí, sino a una geografía muy difícil que fue muy bien elegida por los entonces enemigos para evitar ser desalojados tan rápidamente como en el pasado. Recordemos que los mayores y comandantes que fueron humillados por las tropas peruanas que en 1981 les cayeron en helicópteros del Ejército y la FAP, ya eran generales en 1995.

Pero no se puede hablar de los sucesos de 1995 y sus consecuencias positivas para el país y la región si no se rinde un homenaje al Servicio Diplomático del Perú, cuyos miembros trabajaron sin desmayo y de forma casi anónima hasta lograr los acuerdos que suscribieron los mencionados gobernantes más de tres años después del conflicto del Cenepa. De ellos también es el mérito de la paz que reina hoy en la frontera, sin la desconfianza casi eterna de una nueva escaramuza.

Perú y Ecuador trabajan de manera conjunta para superar sus problemas, pero eso no hubiera sido posible si militares y diplomáticos, esas dos caras de una misma moneda, no se hubiesen fajado desde sus respectivos ámbitos por nuestros intereses. Para ellos un reconocimiento por lo hecho, por más que hoy, en medio de una dura coyuntura política, se hable poco del paso tan importante que se dio con el cierre de esa frontera.