GF Default - Imported ANS Video id=8fad72e5-655c-428e-943a-9ce73bbf09d3
GF Default - Imported ANS Video id=8fad72e5-655c-428e-943a-9ce73bbf09d3

Por disposición del nuevo gobierno, el viernes último la Policía Nacional del Perú amaneció con 39 generales menos -dos de ellos tenientes generales-, una medida que golpea a los oficiales afectados, muchos de ellos con abundantes méritos, pero que sin duda es necesaria si es que realmente la actual administración tiene la voluntad política de reorganizar dicha institución, que es clave para la lucha contra la inseguridad en las calles.

Lamentablemente, los peruanos nos hemos quedado con el mal recuerdo de octubre de 2011, cuando el entonces nuevo gobierno de Ollanta Humala, en lo que fue anunciado como una “reingeniería policial”, pasó al retiro a 33 generales por orden de antigüedad, sin tener en cuenta méritos o deméritos, para dejar como director general a quien luego se vio implicado en el ilegal resguardo a Óscar López Meneses.

Pero eso no fue lo único cuestionable que hizo el “reingeniero” Humala, sino que años más tarde, al final de su gobierno, nos dejó con 86 generales. Es decir, el líder nacionalista sacó a un gran grupo, pero ascendió a otros, con lo que nunca se redujo el número de oficiales de máxima graduación. Los conocedores de la materia afirman que no se necesitan más de 30 policías de este grado para comandar a la Policía Nacional.

Es de esperarse que la nueva purga de generales hecha por el gobierno de Pedro Pablo Kuczynski y su ministro del Interior, Carlos Basombrío, sea el primer paso para una verdadera reforma policial. Ya han surgido algunas críticas sobre por qué se ha sacado a algunos de impecable trayectoria y se ha dejado con el uniforme a otros cuestionados. El despacho de Corpac debería esclarecer todas estas dudas surgidas en las últimas horas.

Los peruanos necesitamos una policía eficiente, moderna y honesta. Si el actual gobierno cree que para llegar a eso era necesario retirar a los 39 generales cesados el viernes último, pues en buena hora. Si no es así, estaremos ante un nuevo intento, fallido como tantos otros, por cambiar las cosas en una institución que requiere recuperar su prestigio y la confianza de más de 30 millones de peruanos que vivimos a merced del delito.

TAGS RELACIONADOS