Lima fue el centro del poder español durante el virreinato. Solo compartió similares privilegios la ciudad de México. Fundada por Francisco Pizarro un día como hoy, hace 485 años, Lima con su primer alcalde Nicolás de Ribera “El Viejo”, fue trascendente en la sociedad internacional del virreinato, al erigirse en asiento del poder ibérico y en consecuencia europeo, en América. Los que venían a esta ciudad querían realizarse sin que les faltaran las comodidades que dejaban en el Viejo continente.

La estrategia de la monarquía, entonces, debía conceder un estándar de realización social a quienes decidían cruzar el Atlántico y de paso atenuar la extrañeza de hallarse lejos de casa. El Virreinato del Perú era todo poderoso y en su seno además presidiendo la Real Audiencia (1543), se encontraba el virrey. La Real y Pontificia Universidad de San Marcos de Lima, fundada el 12 de mayo de 1551, la más antigua de América, inició su vida académica con el mismo estatus -preeminencias y privilegios- y rigor que tenía la Universidad de Salamanca, fundada en 1230, la más antigua de España. Si alguien en nuestra región quería ganar posición y gloria intelectual debía pasar por sus claustros.

El determinismo de la economía en el virreinato comenzaba y terminaba en Lima. Toda la América hispana sabía de su existencia y sus habitantes querían venir a conocerla. Era la Ciudad Jardín, en cuyas calles sus frontis yacían adornados con hermosos balcones. Se trataba del paraíso de esos tiempos, y nadie se perdía el disfrute de pasear por su afamado Jirón de la Unión donde las tapadas cobraron gran revuelo.

El Convictorio de San Carlos formó a su casta intelectual contestaría del siglo XVIII y con éste germinó la Sociedad Amantes del País (1790) que produjo el Mercurio Peruano (1791-1794), el primer periódico limeño. San Martín y Bolívar, que lideraron las corrientes libertarias del sur y del norte, respectivamente, debieron consumar el objetivo independentista una vez librada Lima de los realistas. Sus tradiciones, glorificadas en lo más alto de la literatura por el genial Ricardo Palma, la hicieron ciudad con alma, forjadora del futuro criollismo republicano. Esa fue la Tres Veces Coronada Ciudad de los Reyes.

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